jueves, 6 de noviembre de 2008

Un ejemplo de transparencia y uno de democracia

Como comenta Fray Bartolomé en su columna del periódico Reforma, la estrategia de comunicación del gobierno federal en el lamentable caso Mouriño nos ha sorprendido a todos. Nunca antes se había visto a un gobierno (de cualquier nivel) actuar con tal transparencia y honestidad hacia la ciudadanía. No sólo se nos han hecho saber los resultados parciales de las investigaciones, sino que inmediatamente se solicitó la intervención de expertos extranjeros evitando así la opacidad característica de las investigaciones realizadas por nuestras autoridades. Se han mostrado fotos y grabaciones de forma que expertos en la materia han podido analizarlas y dar su opinión públicamente.

También me parece loable la actuación del Secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez quien se ha comportado con rectitud y, sobre todo, con mucha prudencia. Sus declaraciones han sido acertadas y muy sensatas. Contrario a lo que reportó el periódico Reforma ayer, nunca declaró que la única hipótesis aceptable era la de un accidente. Sus comentarios han ido en el sentido de que la hipótesis del accidente no puede ser descartada por la evidencia. Hasta este momento, esta evidencia parece señalar que sí se trató de un accidente y no de un atentado. Por otro lado, el señor Secretario mostró firmeza al negar las declaraciones de un operador aéreo que afirmaba que el piloto había solicitado auxilio poco antes del accidente. Para sostener sus afirmaciones, el Secretario hizo públicas las conversaciones entre la aeronave y los centros de control. Es una lástima que haya gente que quiera obtener sus cinco minutos de fama a costa de una tragedia como ésta.

Me parece que la actuación en general del gobierno federal ha sido extraordinaria. Nuestro Presidente Felipe Calderón ha actuado con liderazgo ante una situación que seguramente lo tiene devastado personalmente. Un aplauso al gobierno federal en esta situación. Esperemos que pronto se encuentre la causa de este accidente, no sólo para satisfacer a la opinión pública, sino para consuelo de los familiares de los fallecidos. Mis condolencias a todos ellos.

Cambiando de tema, quiero hablar un poco del ejemplo de democracia que vimos el mismo día en que ocurrió la muerte de nuestro Secretario de Gobernación. Me refiero a la actitud de John McCain al concederle la victoria a Barack Obama. Al ver que no iba a ganar la elección, dio un conmovedor discurso en el que reconocía las virtudes de su oponente y en que admitía su derrota. Más aún, en un momento en que nombró a su rival y sus partidarios lo abuchearon, McCain les pidió que evitaran esas expresiones. Continuando con su discurso, se puso al servicio del nuevo presidente y pidió que todos lo que lo apoyaron hicieran lo mismo. Esto es un ejemplo más de por qué Estados Unidos es la potencia que es. Después de una campaña muy reñida y muy agresiva de ambos lados, son capaces de unirse por una meta común. A pesar de las diferencias ideológicas tan marcadas entre ambos candidatos, el día de la elección se mostró que la unidad debe estar por encima de todo. Creo que John McCain tiene muchos defectos y que muchas de las ideas de su partido están mal (Obama y los demócratas también, pero de eso hablaré después), pero le reconozco su patriotismo y auténtica lealtad a su país.
Sé que las comparaciones son odiosas, y más cuando nos referimos a nuestros vecinos del norte, pero esta muestra de civilidad y responsabilidad política debe ser una valiosa lección para nosotros como mexicanos. Qué diferente habría sido todo si Andrés Manuel López Obrador se hubiera comportado con semejante altura el 2 de julio del 2006.

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