viernes, 31 de octubre de 2008

La Decadencia de la Televisión

Es sorprendente que puedas prender la televisión, pasar los casi 200 canales que existen y no encontrar absolutamente nada bueno que ver. Miles de millones de dólares se invierten en la industria del entretenimiento por televisión para saturar el espectro radioeléctrico con pura basura.

Por otro lado, aquellos canales que transmiten programas de calidad se encuentran en constante peligro de desaparecer debido a sus bajos ratings. Esto se ha vuelto tan común que ahora, canales que antes tenían programación de calidad, tales como el History Channel, el Discovery Channel, A&E Mundo, etc., han tenido que introducir programas de pésimos contenidos. Basta ver la cantidad de programas acerca de OVNIs, fenómenos paranormales, reparación de coches, entre otros tantos para notar esta grave caída en la calidad de estos canales.

Este fenómeno de decadencia no sólo aparece en los canales “culturales” sino que ha llegado incluso a canales más comerciales, pero especializados en ciertos temas. Por ejemplo, MTV y VH1, canales especializados en música ahora incluyen en su programación más reality shows y series que programas de música. Mejor se dedican a transmitir programas que muestran la vida frívola y vacía de las “celebridades” (y que muestran por qué es un insulto que ganen tanto…) que en pasar buenos programas musicales. Mejor ponen al público a mandar sandeces por celular o a hacer idiotez y media con tal de aparecer en televisión que darles un espacio a las nuevas agrupaciones musicales.

Mientras tanto, nuestras grandiosas televisoras nacionales compiten fuertemente entre sí para ver quién hace el programa más estúpido. Los famosos programas matutinos en los que ponen a varios changuitos a decir tonterías durante dos o tres horas; las telenovelas que repiten mil veces la misma trama con pequeñas variantes y que tienen idiotizado a medio México; los programas de concursos en que los participantes se dejan pisotear con tal de ganar o convertirse en los nuevos “ídolos” del público; los noticieros amarillistas que responden a intereses económicos y políticos antes que a la Verdad; los programas deportivos que se preocupan más por mostrar a las “bellezas del estadio” que en analizar esas actividades tan bellas que llamamos deportes; los programas de “comedia” que son un homenaje a la bobería y la vulgaridad… todos son una muestra clara de que hay algo pésimo con nuestra televisión nacional.

Me parece que esta televisión decadente es producto de esa obsesión moderna de hacer sólo lo que diga el mercado. El dinero es lo único que les preocupa a los grandes directivos de las televisoras y las productoras. No les importa contaminar las inteligencias de millones de personas que, para colmo, han crecido educadas por la televisión. Si el mercado dice que hay que poner más sexo en los programas, lo ponen sin consideraciones de ninguna índole. Si una compañía de condones que hace anuncios semi-pornográficos paga más que las demás, se ponen sus anuncios en el medio tiempo de los partidos de futbol, sin importar que a esa hora haya millones de niños viendo. Si un político corrupto y mentiroso paga por que se le muestre como un virtuoso gobernante, los noticieros hablan maravillas de él y difaman a aquél que realiza honestamente su trabajo pero que no suelta dinero a los medios. Esta falta de ética de parte de los comunicadores es realmente grave y es una amenaza para nuestra sociedad. La misma estructura vertical de la comunicación por televisión permite que se use ésta como una forma de imposición.

Como ciudadanos estamos obligados a hacer algo para cambiar esta situación abusiva de parte de los grandes poderes de los medios. Debemos protestar y exigir que se transmitan programas de calidad. Debemos exigir que se regule tanta porquería que entra sin restricción alguna a nuestras casas. Aunque siempre podemos usar al mismo mercado para protestar: apagar la tele y leer un buen libro.

jueves, 23 de octubre de 2008

Ah, pero sigan votando por el PRD... ¡y por el PRI!

Hoy se debería de estar aprobando la “reforma energética” en el Senado. La propuesta original de Calderón (que ya era bastante light) quedó reducida a una reforma que no reforma nada. En vez de mejorar la situación de PEMEX, la empeoran. Todo por esa cerrazón ideológica que tienen los legisladores del PRI y del PRD de impedir que la iniciativa privada participe en la extracción y refinación del petróleo.

Como si la incompetencia de nuestros legisladores no bastara para ofender al pueblo mexicano, nos encontramos a Andrés Manuel López Obrador dirigiendo a sus huestes a protestar contra el “saqueo”. Sólo como una muestra de la esquizofrenia en que vive este sujeto basta recordar que hace un par de días dijo que la reforma que se iba a aprobar era un triunfo para su movimiento. Ahora resulta que, dos días después está protestando para impedir que se apruebe. Si eso no es estar loco, entonces yo no sé qué lo sea… Para colmo, aparece muy sonriente mientras sus borreguitos se enfrentan con la policía federal.

Mientras tanto, dentro de la sede alterna del Senado en la Torre del Caballito, diputados perredistas (qué vergüenza de representantes tenemos…) intentan entrar por la fuerza a interrumpir la sesión de los senadores. Cuando el presidente del Senado, senador Gustavo Madero, pide la entrada de fuerzas federales para evitar que estos simios hagan de las suyas, se ponen a protestar por la “represión”. El fuero impide que estos delincuentes terminen en la cárcel pero no debe ser motivo para que los federales no les metan unos buenos macanazos. Creo que cualquier mexicano sensato apoyaría esto.

Para seguir con la lista de barbaridades que cometen nuestros representantes, resulta que el senador Dante Delgado se puso como loco cuando entró la policía a la sala de sesiones y empezó una riña con el senador Felipe González, del PAN. La riña se detuvo con la intervención de otros senadores panistas que le pusieron un alto a Felipe González. Yo la verdad lo hubiera dejado, sabiendo lo bravo que es, seguro ponía a Dante Delgado en su lugar.

Ahora, lo que más me enoja es que al final del día, los priístas se van a colgar la medalla de ser los “más decentes” y “civilizados” y de privilegiar el diálogo. Como si ellos no le hubieran puesto candados a una reforma tan importante para el país. Como si no fuera precisamente por los nefastos gobiernos del PRI por los que estamos como estamos. Como si no hubieran sido ellos los que permitieron que los sindicatos de maestros y petroleros (entre tantos otros) consiguieran todo el poder que ahora tienen. Como si no fueran ellos los que han permitido y fomentado tanta corrupción en nuestro país. Como si todos los perredistas no hubieran sido priístas en algún momento…

Mientras los ciudadanos sigamos quejándonos nada más y no participando activamente en la política, esta bola de salvajes seguirá dirigiendo a nuestro país…

martes, 21 de octubre de 2008

"Artistas" en defensa del petróleo

La gran noticia del día de hoy es el spot en el que aparecen varios actores y actrices defendiendo la “propuesta ciudadana” del Frente Amplio Progresista en contra de la privatización del petróleo. La última vez que revisé, en las escuelas de actuación no enseñan economía, administración de empresas o análisis de políticas energéticas, por tanto, no sé qué conocimientos tendrán estas personas para criticar una reforma de naturaleza técnica. Pero bueno, haciendo uso de su libertad de expresión, salen a decirnos que defendamos el petróleo de “los que quieren dominar el petróleo [que] son los que pretenden controlar el mundo” (cita textual). Me pregunto quiénes serán esos que quieren controlar el mundo…

Regresando al tema, encuentro realmente ofensivo que estos individuos se erijan ahora en defensores del “pueblo” y de los pobres siendo que artistas como ellos no se caracterizan por una vida de humildad y pobreza. Es fácil defender al pobre cuando por aparecer en una película (sin importar lo mala que sea) te pagan cientos de miles, si no es que millones de pesos. A cambio de ese dinero, inundan nuestras televisiones y pantallas cinematográficas de basura que sólo sirve para corromper más a la niñez y juventud del país… Es prácticamente nula la aportación que hacen a la sociedad… Como si no hicieran ya suficiente daño con eso, pretenden usar su “fama” para influir en una de las reformas más necesarias para nuestro país. Yo espero que el pueblo mexicano sea lo suficientemente inteligente para no hacerle caso a estos personajes…

Por otro lado, me parece realmente preocupante la actitud que tienen no sólo estos artistas sino los “defensores del petróleo” en general. En la esquina de mi casa hay un “comité popular” donde colgaron una manta que dice que la “privatización” de PEMEX representa la “venta del futuro de nuestros hijos”. Si el futuro de nuestros hijos es el petróleo, entonces estamos realmente jodidos. Se privatice o no, el petróleo se va a acabar. Por ende, poner el futuro de nuestros hijos en el petróleo es una reverenda idiotez. El futuro de nuestros hijos debe estar en la educación que les demos, en que los preparemos para enfrentar un mundo hostil y lleno de problemas. Debe estar en que los capacitemos para resolver esos problemas (la pobreza, la desigualdad, la injusticia, la inseguridad, etc.) de forma que sean ingeniosos, creativos e innovadores y que no se rindan ante estas dificultades. Ahí radica el verdadero futuro de nuestros hijos. No sé a quién se le ocurrió la maravillosa idea de decir que radica en una empresa paraestatal que está al borde de la quiebra…

Lo mismo se puede decir del argumento de que el petróleo representa la “soberanía del país”. ¿Por qué quieren hacernos depender de cosas externas? Simplemente porque si nuestra “soberanía” y nuestro futuro dependen del petróleo (o cualquier otra cosa, como la electricidad, el maíz…), el que lo controle nos controla a todos. ¿No es eso lo que siempre han hecho los gobiernos totalitarios? La verdadera riqueza y soberanía de México radica en su gente. Enfrentemos la realidad y busquemos soluciones nuevas a los problemas del país. No vivamos más en esa actitud de sumisión y de espera a que el gobierno haga todo por nosotros, ¡eso no va a suceder! ¡Setenta años de “atole con el dedo” deberían de habernos enseñado a no esperar todo del gobierno!

Si podemos arreglar PEMEX, modernizarlo y hacerlo eficiente, ¡hagámoslo! Si eso implica dejar entrar a la iniciativa privada, ¿por qué no hacerlo? En todo caso se limita a que sólo sean empresas mexicanas (para no “venderlo a extranjeros”). Ahora que si PEMEX no se puede arreglar y es un lastre para todos nosotros; si no es más que un foco de corrupción, entonces ¡deshagámonos de PEMEX! Cualquier empresario medianamente inteligente, si tiene una empresa (así sea la empresa familiar cuya dirección ha pasado de padre a hijo durante generaciones) que no le está dando utilidades, se deshace de ella a la primera oportunidad. ¿Por qué el gobierno tiene que estar manteniendo empresas ineficientes? Recuerden que lo hace con nuestro dinero. Yo preferiría que ese dinero se invirtiera en educación, en hospitales, en carreteras o en cualquier otro servicio público que realmente nos beneficie a todos y no en empresas que podrían funcionar mejor en otras manos.

Mejor dejémonos de discusiones inútiles acerca de cosas tan abstractas como la “soberanía nacional” y desechemos tanto mito que ha servido para tenernos sometidos y no para progresar. Hagamos algo que realmente cambie a nuestro país. ¡Los casi 50 millones de mexicanos pobres así nos lo exigen!

sábado, 18 de octubre de 2008

Las comisiones de derechos humanos ¿defienden a los delincuentes?

Se ha vuelto una práctica común en los medios atacar a las comisiones de derechos humanos por “defender” a delincuentes. Que los medios lo digan no me preocupa ya que, finalmente, se dedican a exagerar la realidad para ganar dinero. Lo que me preocupa es que esta idea se ha repetido tantas veces que ha permeado entre los ciudadanos. Esta negatividad de los medios ha hecho que la ciudadanía vea con recelo la defensa de los derechos humanos. Eso debería de preocuparnos a todos.

Las comisiones de derechos humanos no pueden “liberar” delincuentes ya que carecen del poder legal de hacerlo. Su función se limita a atender quejas de ciudadanos que creen que sus derechos han sido violentados por las autoridades y a buscar soluciones a esos conflictos. Ni siquiera se dedican a resolver casos entre particulares. Por tanto, si yo voy y discrimino a alguien, y ese alguien se queja con alguna comisión de derechos humanos, ésta no puede iniciar una queja contra mí porque no está facultada para ello. En todo caso, orienta a ese alguien a que acuda a la instancia correspondiente (el CONAPRED por ejemplo). Lo más que puede hacer una comisión de derechos humanos es emitir las llamadas Recomendaciones en las cuales hacen de conocimiento público un caso de violación de los derechos humanos, a las autoridades involucradas y en las que les piden cumplir con cierto número de puntos recomendatorios para poder sanar el daño. Sin embargo, éstas no pasan de ser un “regaño”. No tienen facultad de “forzar” a una autoridad a respetar los derechos humanos.

Entonces, ¿por qué siempre que intervienen estas comisiones sale un delincuente de la cárcel? Estos casos son los más sonados y los que más desprestigian a las comisiones de derechos humanos. Pero, basta con investigar un poco para descubrir que la liberación del supuesto delincuente no se debe a ellas sino a la mala (o nula) investigación de parte de las autoridades correspondientes. Veamos por qué. Primero, hay que ver que esto sucede sobre todo en casos que generan una fuerte indignación social y que, por tanto, aparecen en los medios masivos de comunicación como los casos de secuestradores, violadores o narcotraficantes. En esos casos, las autoridades se sienten presionadas a encontrar un culpable y a encontrarlo pronto con tal de quedar bien ante la opinión pública (sobre todo si hay elecciones próximas). Esa presión se la pasan a los mandos medios y éstos a sus subordinados, los cuales agarran a un primer sospechoso y, con tal de acelerar el proceso, recurren a métodos ilegales para arrancar una confesión o algún testimonio incriminatorio. El supuesto delincuente recurre a una comisión de derechos humanos a quejarse y ésta interviene para investigar lo sucedido. Si llegan a acreditar la tortura o abusos de parte de las autoridades, esto se hace de conocimiento público. En ese momento, los abogados del implicado (que no son unas hermanas de la caridad) aprovechan esa investigación para desechar toda la evidencia que se obtuvo de forma ilegal (así es en cualquier sistema legal que se pueda considerar decente). Entonces, como las autoridades no investigaron a fondo ni armaron un buen caso, quedan sin evidencia válida y el supuesto delincuente sale libre. ¿Qué hacen entonces? Buscar un chivo expiatorio y culpar a las comisiones de derechos humanos.

Por tanto, los verdaderos culpables de que los delincuentes anden en las calles son los agentes del Ministerio Público, las corporaciones policíacas y las Procuradurías de Justicia. Si recolectaran buena evidencia y armaran casos lo suficientemente sólidos, entonces no bastaría con una violación a los derechos humanos para dejar a personas peligrosas libres. Esta es su excusa para no hacer bien su trabajo, por no decir que una excusa para la corrupción que existe en nuestras instituciones de justicia.

Las comisiones de derechos humanos son importantes porque su función es protegernos de los abusos del gobierno. Recordemos que el respeto a los derechos humanos fundamentales es una condición necesaria para que exista un orden social democrático. Los gobiernos totalitarios se han caracterizado por no respetar esos derechos fundamentales y hemos sido testigos de las atrocidades que han cometido.

Por ello, es necesario que los ciudadanos nos dediquemos a vigilar constantemente a esas comisiones. Vigilar que realmente estén velando por el bien del ciudadano y no que estén respondiendo a intereses políticos, económicos o ideológicos. Vigilar que actúen de forma autónoma. Vigilar que fomenten el ejercicio de los derechos humanos de los ciudadanos. Tenemos que saber criticarlas cuando hagan las cosas mal o cuando no estén cumpliendo con sus deberes. Es no quiere decir que no haya que apoyarlas cuando busquen incidir de forma positiva en las políticas públicas o en la legislación o cuando tengan que enfrentarse a algún gobernante poco respetuoso de los derechos humanos. Así es la democracia y, mientras los ciudadanos sigamos con los brazos cruzados, seguiremos siendo víctimas de gobernantes abusivos y corruptos y de autoridades incompetentes…

jueves, 16 de octubre de 2008

Yo primero, yo segundo y yo después…

Cualquier persona que viva, trabaje o haya visitado el Distrito Federal sabe que uno de los problemas que más nos afecta a los habitantes de esta ciudad es el tráfico. No solo nos hace perder valioso tiempo sino que genera una enorme cantidad de estrés entre los ya de por sí estresados capitalinos.

Me queda muy claro que gran parte del problema es ocasionado por pésimos gobiernos que no son capaces de brindarnos servicios públicos de calidad, tales como calles bien pavimentadas (y bien trazadas), semáforos sincronizados, policías de tránsito competentes, etc. Sin embargo, hay otro factor importantísimo que rara vez tomamos en cuenta: nosotros mismos. Es nacionalmente conocido que los chilangos somos unos cafres. Somos una amenaza al volante. Basta con salir a la carretera y encontrarte con los típicos conductores que van a exceso de velocidad, rebasando por la derecha, echando las luces y ver sus placas del D.F. para comprobar este hecho.

¿A qué se debe este salvajismo sobre ruedas? Se debe a esa actitud de que yo soy primero, yo tengo prisa, yo voy tarde, yo tengo preferencia, yo, yo y yo. Párense en cualquier cruce conflictivo y verán esta actitud reflejada en los que se pasan un alto (pero nada más porque yo voy tarde), los que no ceden el paso (porque si no, yo no llego), los que avientan el carro (porque cómo me estorban los demás). Es increíble que dejes pasar a alguien y el de atrás te empiece a mentar la madre. ¿Cómo se te ocurre ser cortés si el que viene atrás tiene tanta prisa? Digo, ese medio metro que avanza seguro lo hará llegar a tiempo a la cita para la cual salió tarde de su casa.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esa actitud con que haya tráfico? Tiene mucho que ver. Fíjense nada más en los puntos donde se genera tráfico. Por ejemplo, en un cruce donde la gente no alcanza a llegar al otro lado (por la razón que sea), todos se abalanzan aunque eso implique que el cambio del semáforo los deje a la mitad bloqueando el paso de los demás. Si la gente fuera prudente y, al ver que los de adelante no están avanzando, se detuviera antes para no bloquear, qué diferencia tan enorme harían. Si en los cruces en los que no hay semáforo la gente se comportara civilizadamente y privilegiara el “uno y uno” (no el “uno por uno” que dice en los letreros del centro de Tlalpan… como si cupiera más de uno en las calles estrechas de la zona) cuánto caos evitaríamos. Si la gente no estuviera siempre buscando su propio provecho, nuestras calles serían mucho más fluidas. No se acabaría el tráfico pero se evitaría en muchas zonas donde no debería de haberlo. No se acabaría pero seguro se reduciría el tiempo que tardamos en llegar de un lado a otro. Quizá no mucho, pero unos minutos menos de trayecto significan unos minutos más que podemos aprovechar.

Si todos hiciéramos conciencia de que somos sólo una parte de un “mecanismo” (por hacer una analogía) y que nuestra cooperación y cortesía beneficia al buen funcionamiento del todo (y por ende beneficiándonos a nosotros mismos) cuánto cambio lograríamos. En ese momento ya podríamos ir y, con toda la fuerza moral, exigirle al gobierno buenos servicios viales.

Lo que más me preocupa del asunto es que esta actitud que es tan negativa para el tráfico se considere la mejor para la economía

lunes, 13 de octubre de 2008

Una pregunta...

En mi trabajo me dedico a evaluar el desempeño de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. En teoría, las comisiones de derechos humanos son autónomas respecto a los gobiernos locales, sin embargo, en el caso del D.F., esta autonomía es bastante dudosa. A través de mis investigaciones he podido ver casos claros en los que la CDHDF ha encubierto las actuaciones del Gobierno del Distrito Federal.

Uno de los casos en que más he profundizado y que me ha molestado es el de los plantones en Reforma. Como espero que todos recordemos, después de las elecciones presidenciales del 2006, el candidato perdedor, inconforme con los resultados, decidió establecer campamentos sobre algunas de las avenidas más importantes del Centro Histórico de esta ciudad. De esta forma, pisoteó nuestro derecho al libre tránsito (además de quién sabe cuántas leyes).

Ahora bien, la CDHDF recibió quejas de más de dos mil personas inconformes con la actitud del Gobierno del DF que se negaba a retirar a los estorbosos. La misma CDHDF reconoció que nunca había recibido tantas quejas. A pesar de ello, su reacción consistió en emitir una recomendación en la que nunca critican abiertamente la actitud del entonces Jefe de Gobierno Alejandro Encinas (conocido chalán de López Obrador).

La CDHDF reporta en su recomendación 16/2006 (pueden consultarla en la página web de la CDHDF: http://www.cdhdf.org.mx) todos los atropellos cometidos por el GDF. Realizaron inspecciones a los campamentos, vieron lo que estaba ocurriendo y aún así “privilegiaron el diálogo”. Claramente el diálogo no sirvió para nada: 47 días de plantón, millones de pesos perdidos, miles de empleos destruidos y una ciudadanía desprotegida ante las pretensiones de nuestros seudogobernantes.

Todo esto es muy grave, pero lo que me hizo estallar de coraje fue esto: según reporta el mismo GDF, a los campamentos se les proveía de agua potable en 51 tinacos de 1100 litros, ¡hasta 3 veces al día! Se instalaron baños móviles, se limpiaba y desinfectaba la zona con frecuencia, había policías cuidando, se colgaban de la luz y el GDF supervisaba que lo hicieran sin riesgo… ¡O sea que los atendían mejor que a los ciudadanos respetuosos de la ley! Eso sin contar la instalación de juegos mecánicos y canchas de futbol rápido… Todo a cargo… ¡de nuestros impuestos!

Mi pregunta es: ¿acaso soy el único indignado con este cinismo?

sábado, 11 de octubre de 2008

El Patriotismo del Tiempo

Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo.
Napoleón I

Así se tituló una conferencia que impartió Don Carlos Castillo Peraza a la COPARMEX y que después apareció publicada en la revista Proceso (9 de marzo de 2000). Comparto unas reflexiones acerca de ese extraordinario escrito después de haber pasado más de dos horas en mi coche, atorado en un tráfico fuera de lo normal.

La premisa básica de la que parten todos los razonamientos de esta conferencia es la siguiente: el tiempo es el único bien no renovable que tenemos. Absolutamente no renovable. No se puede recuperar de ninguna manera. Por ende, quitarle su tiempo a una persona es causarle un grave daño. Ahora bien, si nos ponemos a pensar acerca de las razones principales por las cuales perdemos el tiempo, nos topamos con que muchas son a causa de la ineficiencia de nuestro gobierno: el tráfico, los trámites y la burocracia, la inseguridad y un larguísimo etcétera.

Por esto, dice Castillo Peraza: “me ocurre en consecuencia pensar que sería posible medir la bondad de un gobierno en términos del tiempo que hace perder, por negligencia o por ineficiencia, por estupidez o por malevolencia o por cualquier otra razón, a sus gobernados”. Al tomar en cuenta esto, nos damos cuenta de lo terriblemente malos que han sido nuestros gobernantes. ¿Cómo es posible que la gente tenga que tardar entre 3 y 4 horas para cubrir trayectos que deberían de durar la mitad de ese tiempo? ¿Cómo es posible que para levantar una denuncia ante el ministerio público tengas que estar horas esperando a que te atiendan (y todo para que nunca atrapen a los responsables)? ¿Cómo es posible que los ciudadanos tengamos que perder nuestro tiempo a causa de bloqueos y marchas?

En este sentido, la sabiduría popular refuerza la idea al manifestar que “el tiempo es dinero”. Si el gobierno nos roba tantas horas por su incompetencia, en términos monetarios nos está robando otro tanto. En palabras de Castillo Peraza: “una autoridad incapaz de ordenar el tránsito y de proporcionar a los súbditos servicios públicos eficaces, puntuales y rápidos de transporte, acaba despojando a miles y tal vez millones de seres humanos, de miles y tal vez millones de horas, lo que podría equivaler a robarles miles y tal vez millones de pesos”. Estos sin tomar en cuenta las fallas en otros servicios como el drenaje (las inundaciones tan frecuentes en esta ciudad representan miles de horas perdidas) o el suministro de electricidad (más en estos tiempos en que todo lo hacemos en computadoras). Y, peor aún, cuando la autoridad es corrupta y nos pide mordida “nos está vendiendo lo que no es suyo: nuestro tiempo”. Más aún “le pone precio a lo irrecuperable y por tanto invaluable, lo que es una injusticia desmesurada”.

La conclusión de Castillo Peraza es clara: tomando el tiempo como el único bien absolutamente no renovable, el mejor gobierno sería aquél que “fuese capaz de organizar y ordenar la vida en común de manera que cada uno de nosotros pierda el menor tiempo posible o, puesto en positivo, de modo que cada uno de nosotros pueda disponer de más tiempo para sí, para sus actividades productivas, educativas, familiares, culturales, de esparcimiento, de descanso y espirituales”.

¿Cómo evaluaríamos a nuestras autoridades actuales si tomáramos en cuenta esta proposición de Don Carlos? “Dime cuánto tiempo me obligas a perder para siempre y te diré cuán mal gobernante eres.” El gobierno del Distrito Federal se ha caracterizado por apoyar y permitir marchas, bloqueos, plantones (¡nunca olvidemos el plantón en Reforma!), inseguridad, corrupción, baches, tráfico… En fin, es un gobierno que se ha dedicado a robarnos de lo más preciado que tenemos: nuestro tiempo. Qué diferente habría sido todo si, allá en 1997 hubiéramos elegido a Carlos Castillo Peraza como Jefe de Gobierno del Distrito Federal…

miércoles, 8 de octubre de 2008

¿Cómo nos afecta la Metafísica?

Durante siglos, se consideró a la Metafísica como la forma más elevada de la filosofía. Sin embargo, con la decadencia de la filosofía escolástica, también empezó la decadencia de la auténtica Metafísica. Digamos que perdió el camino correcto. Con el auge de las ciencias experimentales, se reforzó el interés por la Física y se descuidó a la Metafísica. En la actualidad, la mayoría de las personas ni siquiera saben qué es la Metafísica. Peor aún, en muchos casos, los que saben qué es, consideran que no es de importancia para la vida “práctica”. Les parece que los “debrayes” metafísicos poco tienen que ver con la vida cotidiana de las personas. Yo estoy en contra de esa percepción.

Antes que nada, quiero aclarar que cuando hablo de Metafísica me refiero a la parte de la filosofía que estudia al ser en cuanto tal, sus propiedades así como sus causas primeras, no a las mafufadas espiritistas que se promocionan con ese nombre. Esas son boberías que no merecen llamarse de esa manera.

Suena extraño que yo defienda que la Metafísica, siendo la rama más abstracta y elevada de la filosofía tenga importancia para nosotros, simples mortales. Sin embargo, así es y no me queda la menor duda al respecto. ¿Por qué? Porque la Metafísica nos muestra el ser de las cosas. Partiendo de la idea que tengamos acerca de cómo son las cosas, llegamos a tener un concepto de qué es el Ser Humano como tal. Una vez definido lo que es el Ser Humano, podemos entender (o deducir) cómo deben ser las actividades humanas (la vida en sociedad, el arte, la política, etc.). Ya de paso, al estudiar el ser como tal podemos llegar a una “teología natural”. Es decir, una demostración racional y meramente especulativa de la existencia del ser al que llamamos dios (para llegar a un conocimiento pleno de Dios se requiere de la Revelación, pero escribiré algo acerca de eso luego).

Ahora bien, si profundizamos un poco en lo que es la historia de la humanidad, así como en el desarrollo de las ideas y posiciones metafísicas prevalecientes en las distintas épocas, podemos distinguir claramente el origen de muchos de los conflictos humanos: una discordancia metafísica. Sí, los grandes problemas de la humanidad se reducen a un entendimiento equivocado de la Metafísica. Con esto quiero decir que la causa de muchos males de nuestros días es poco más que un malentendido. Un malentendido metafísico. ¿A qué malentendido me refiero? A lo que es el Ser. Como dije más arriba, si no entendemos correctamente lo que es el Ser, ¿cómo vamos a entender correctamente lo que es el Ser Humano? Un entendimiento errado de lo que es el Ser Humano tiene consecuencias muy graves en todos los órdenes. Nos lleva a hacer o permitir que sucedan cosas que no son “propias” del Ser Humano. Una analogía muy burda sería querer usar un tenedor como cuchillo. Simplemente no funciona. No está hecho para ello y podemos llegar a dañarlo. Así, al malentender al Ser Humano, hacemos cosas para las que “no estamos hechos” y que terminan afectándonos gravemente.

Una vez aclaradas las consecuencias de este lamentable error metafísico, podemos pasar a ver algunas de las posturas existentes. Como en todo, tenemos dos extremos y, en medio de ambos, la verdadera Metafísica. En uno de los extremos está el Idealismo (Platón, Descartes) que, al referirse al ser de las cosas, le da mayor importancia a las “ideas” o realidades no materiales. En el otro extremo está el materialismo que niega la existencia del componente inmaterial de las cosas. En el punto medio, como siempre, está la Metafísica Aristotélica (y tomista). En ésta, se afirma que las cosas tienen una parte material y una inmaterial que forman una unidad.

Aplicado al Ser Humano, Aristóteles afirma que tenemos cuerpo (parte material) y alma (parte inmaterial). Los materialistas niegan el alma (marxismo por ejemplo) y los idealistas desprecian al cuerpo como algo malo (maniqueísmo). La verdadera Metafísica (la aristotélica, claro está) entiende al ser humano como la unión del alma y del cuerpo. Ni el cuerpo por un lado, ni el alma solita son propiamente humanos. Esa unidad es la que hace que seamos lo que somos. Esta pequeña diferencia entre las distintas corrientes filosóficas ha sido la causante de innumerables conflictos que han afectado (y siguen afectando) la vida de millones de seres humanos. Por ejemplo, para el marxismo, el ser humano es meramente material, por ende, los únicos asuntos que le importan son materiales (como la economía). Ya sabemos cómo acabó esa historia…

Por ello, me parece que si podemos entender correctamente esta idea metafísica (la unidad), podemos entender la realidad de tantas otras cosas. El arte, por ejemplo, dejaría de ser una “lucha” entre la forma y el fondo, para convertirse en la unión de ambos. Lo práctico y lo teórico no estaría peleado entre sí sino que se unirían para operar en forma complementaria. Es decir, finalmente encontraríamos el punto medio y dejaríamos de andar como péndulos, de un lado a otro. Para finalizar, una vez entendido el auténtico ser del Ser Humano, podríamos ponernos a trabajar en resolver de fondo tantos problemas que nos aquejan.

Para un mayor estudio de la Metafísica, vayan directo a las fuentes (Aristóteles, Santo Tomás) ya que me declaro incompetente para ir más allá de lo poco que describí anteriormente. Aún no entiendo muchos aspectos pero ya veo una “luz al final del túnel” que me indica que voy por el camino correcto.

lunes, 6 de octubre de 2008

¿Tu futuro en libertad?

En los últimos meses hemos vivido la polémica causada por la nueva genialidad del gobierno del Distrito Federal: la publicación y entrega del libro Tu Futuro en Libertad. Para los que no estén al tanto de este libro, se trata de un libro de educación sexual que el GDF pretendía repartir en las secundarias de la Ciudad de México. El problema surgió cuando la Secretaría de Educación Pública Federal se los impidió diciendo que no había pasado por el proceso de revisión por el que tienen que pasar todos los libros de texto gratuito. El GDF respondió alegando que la “derecha” y la “reacción” querían evitar la educación sexual de los jóvenes.

En días recientes he tenido la oportunidad de echarle un ojo al susodicho libro. Mi conclusión al respecto es que se trata del fruto de un trabajo poco ético y poco profesional. A continuación les explico por qué:

Primero, insisten y arguyen que se trata de un trabajo basado en evidencia médico-científica exento de “tabúes y fanatismos” (así dice textual). Sin embargo, ninguna de las afirmaciones “científicas” que hacen cuenta con sus respectivas citas bibliográficas. Cualquier trabajo científico serio está lleno de referencias bibliográficas, cosa que no sucede en este caso. Por otro lado, al consultar la sección de libros recomendados resulta que la mayoría no son libros sino publicaciones de las distintas organizaciones civiles que participaron en la redacción de este libro. Por tanto, para cualquier persona seria y honesta, este libro carecería de toda validez científica. Sólo les faltó citar a Wikipedia…

Segundo, el libro tiene un sesgo ideológico exagerado. Esto me parece totalmente reprobable en una publicación que se pagó con nuestros impuestos. No es posible que se esté usando nuestro dinero para realizar propaganda ideológica. De igual forma sería completamente reprobable que un gobierno de “derecha” lo hiciera. Eso hacían los gobiernos totalitarios del siglo XX y miren lo “humano” que fue ese siglo. Irónicamente, el GDF, que se ha erigido en el defensor de las minorías y de la tolerancia es el primero en pisotear los principios de la pluralidad.

Tercero, este libro es una muestra clara de la injerencia del gobierno en asuntos que no le corresponden. La educación sexual debe ser impartida por los padres, no por el gobierno. Si los padres no cumplen, entonces deberían de hacerlo las organizaciones civiles que a eso se dedican. En el país hay organizaciones de padres de familia y de ciudadanos que están interesados en estos temas. ¿Por qué la necedad del gobierno del D.F. de meterse en lo que no le corresponde? Me parece una indicación peligrosa de esa tendencia a la intervención estatal que han mostrado los gobiernos perredistas. Como ciudadanos debemos oponernos totalmente a esta intervención innecesaria.

Cuarto, cínicamente ponen en la contraportada que el libro es parte de un programa de gobierno y que no se puede usar como promoción de ninguna persona. Digo cínicamente porque la introducción está escrita por Marcelo Ebrard, además de que en una de las primeras y en la última página se menciona y agradece al jefe de gobierno. ¿Eso no es promoción personal?

Quinto, y volviendo al tema de la intolerancia, encontramos en una sección acerca del “Estado laico” (que viene mucho al caso con la sexualidad…) un ataque directo y frontal contra la religión occidental (o sea, el cristianismo). Ahí dice que el Estado laico es primordial para evitar que el “fanatismo” (como si no hubiera fanatismo anti-clerical) influya en la libertad sexual de los jóvenes. Esto muestra, por un lado, una total ignorancia de las auténticas enseñanzas sobre sexualidad que imparten las distintas religiones; y, por el otro, una intolerancia hacia la gente con creencias religiosas. Los términos que se utilizan (fanatismo, tabúes) al referirse a las creencias de un porcentaje importante de la población son la evidencia más clara de esa intolerancia. También hacen parecer que las religiones existentes son intolerantes al oponerse al homosexualismo. Una cosa es estar en contra de las prácticas homosexuales y otra es odiar a los homosexuales. No son lo mismo. Yo nunca he oído a ningún ministro religioso decir que debemos odiarlos. Equiparar religiosidad con homofobia es una mentira y un intento de difamación. Algo que le encanta hacer al Gobierno del D.F.

Sexto, se habla constantemente a lo largo del libro de que lo que buscan es fomentar la “responsabilidad y libertad” de los jóvenes en su vida sexual. Si eso fuera realmente así, yo estaría totalmente de acuerdo. La sexualidad se debe ejercer con libertad y responsabilidad. Sin embargo, eso no quiere decir que las ideas que se manejan en el libro sean correctas. Y, más preocupante aún es el sector de la población al que se le quiere hacer llegar el libro. Los niños y jóvenes de secundaria son todo menos responsables. Se dejan guiar por las hormonas, no por la cabeza. Si no se les enseña autocontrol, ¿cómo esperan que actúen con responsabilidad? Si se les dice que para cualquier problema (como un embarazo) existe una solución rápida y gratuita, ¿cómo esperan que actúen tomando en cuenta las consecuencias de sus actos? Ofrecer una vida sin consecuencias no es ofrecerles libertad y responsabilidad. Esta es una más de las tantas mentiras de los autores de este libro.

Para concluir, me gustaría añadir que este libro es una ofensa no solo a los niños que lo reciben sino a la ciudadanía en general. Es terrible que se gasten nuestros impuestos en productos de tan mala calidad como este libro. No sólo por la calidad del contenido del mismo, sino por la forma poco incluyente en que se escribió. ¿Por qué se mencionan únicamente las posturas de ciertos grupos y las demás se tachan de “fanáticas”? Se dejó fuera a todo un sector (quizá mayoritario) de la población que tiene otras ideas respecto a la sexualidad. No lo debemos permitir.
En defensa de la Verdad acerca de las creencias sobre sexualidad del catolicismo, publicaré algo respecto a la Teología del Cuerpo, en este momento me estoy documentando al respecto. Mientras tanto, espero sus comentarios.

Si hasta los diputados lo hacen…

Hace un par de días fue la entrega del Premio Nacional de la Juventud. Durante el evento, el presidente Calderón hizo entrega del premio académico a un joven que se negó a saludarlo y que luego le gritó “espurio”. Al día siguiente, esta “importante” y “trascendente” noticia ocupó las primeras planas de los periódicos y muchos se quejaron de que el “represivo” Estado Mayor presidencial haya cumplido su trabajo sacando al chistosito este.

Como si no fuera suficiente, ese mismo día apareció una carta de un lector donde alababa la actitud heroica de este joven. Yo no sé qué tiene de heroico gritarle una estupidez al presidente. ¿No es lo que hacen nuestros diputados todos los días? Creo que es mucho más heroico asumir una auténtica postura de oposición y ser capaces de dialogar y debatir con altura. Pero bueno, en México la izquierda nos ha demostrada una y otra vez que es incapaz de ello. Siempre tienen que armar shows y andar con payasadas. Sólo vean a sus héroes: el subcomandante Marcos (que siempre anda enmascarado y no tiene los pantalones para dar la cara) o el Peje y todo su séquito de alborotadores.

Vaya futuro nos espera cuando este changuito llegue a ocupar una curul. En realidad no habrá mucha diferencia, esas tonterías ya las hacen nuestros diputados…

jueves, 2 de octubre de 2008

"Maestros" en huelga...

Publica hoy el periódico Reforma que acaban de arribar "maestros" oaxaqueños a Morelos. Junto con ellos se espera el arribo de contingentes con “maestros” de Guerrero, Puebla, Veracruz, Zacatecas, Tlaxcala y Michoacán. ¿Será coincidencia que estos no son precisamente los estados más desarrollados de nuestro país? No creo que tengan nada que ver toda esta bola de rojillos con el atraso económico que vivimos… porque finalmente la pobreza es causada por el sistema neoliberal e injusto que nos han impuesto ¿o no?

Por primera vez en la historia moderna de nuestro país vemos un esfuerzo por mejorar la educación. A pesar de las críticas tan fuertes contra el gobierno federal por su cercanía con Elba Esther Gordillo, hemos visto avances importantes respecto al sindicato de maestros (que, recordemos, es el más grande de Latinoamérica) y respecto a la calidad de la educación. No en vano pusieron a Josefina Vázquez Mota como secretaria de educación. Se necesitaba una mujer con pantalones para enfrentarse a la hija de Chucky (Elba Esther por si alguien no lo sabía). Creo que ha logrado mucho, dadas las adversidades y las mafias a las que se ha tenido que enfrentar. Evidentemente falta mucho por hacer pero ¿quién es tan ingenuo como para creer que podemos arreglar todo en tan poco tiempo?

Como con la guerra contra el narcotráfico, hemos visto grandes cambios que por alguna razón los medios se niegan a publicitar. Los exámenes de oposición, el terminar con la venta de plazas son pasos importantísimos para cambiar nuestro sistema educativo. Sin embargo, existen muchos grupos que no quieren estos cambios. Grupos mafiosos que han vivido a costa de la miseria e ignorancia de los mexicanos. El ejemplo más claro es nada más y nada menos que nuestro buen amigo el Peje. Entre sus condiciones para “negociar” con el gobierno está la abolición de la Alianza educativa. Como si eso no fuera suficiente, el 15 de septiembre, en el Zócalo, gritó a los cuatro vientos que había que evitar la “discriminación” de los jóvenes que no eran admitidos en las universidades públicas por no pasar los exámenes de admisión. ¡Háganme el favor! ¿Qué clase de idiota dice semejante sandez? Bueno, se me olvidó que el Peje no fue precisamente el mejor promedio de su generación…

Más aún, resulta que hay grupillos de guatemaltecos y venezolanos entre los “maestros” morelenses. Digo, no puede venir algún extranjero de la “derecha” a opinar sobre política mexicana (Aznar antes de las elecciones del 2006) porque eso es violentar la soberanía nacional, pero sí pueden venir todos estos revoltosos izquierdistas a desestabilizar el país y nadie dice nada. ¿Por qué la ciudadanía no despierta ante estos intentos golpistas? Es momento de que le demos todo nuestro apoyo al Gobernador Marco Adame, a la Secretaria Vázquez Mota y al Presidente Calderón contra estos auténticos enemigos del país. ¡Los niños de nuestro país merecen unos maestros decentes!