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domingo, 8 de noviembre de 2009

Las mujeres como inspiración en "El Señor de los Anillos" / Women as inspiration in "The Lord of the Rings"

Mucho se ha criticado a J.R.R. Tolkien por el rol tan insignificante que juegan las mujeres en su famosa trilogía del Señor de los Anillos. Esto podrá parecer cierto a primera vista. Sin embargo, una lectura más cuidadosa no sólo de la obra maestra de Tolkien, sino de su vasto trabajo sobre la historia de la Tierra Media nos demuestra lo contrario.

El problema radica en que actualmente, la visión de Tolkien sobre el papel de la mujer no es la políticamente correcta (aunque no tiene nada de discriminatoria) y, por lo mismo, en la versión cinematográfica de la trilogía logró prevalecer la visión reduccionista del feminismo contemporáneo. Ello lo observamos en las libertades creativas que se tomaron los escritores de la cinta para incluir una participación más activa de Arwen.

En los libros, Arwen sólo aparece en un par de páginas en las que se le ve en una actitud pasiva. Sin embargo, su influencia sobre los eventos que suceden a lo largo de la novela es de gran importancia. Es incluso mayor que la de muchos de los personajes masculinos más “activos”. Ella es esencial para que Aragorn deje el exilio y cumpla con su destino como heredero del trono de Gondor. Ella representa una inspiración, una motivación para que Aragorn siga adelante y se enfrente a todas las dificultades que se le presentarán. Es gracias a ella, pues, que Aragorn logra ser lo que está llamado a ser.


Esto cobra aún más fuerza cuando Tolkien vincula la historia de Aragorn y Arwen con la de Beren y Lúthien. El poema de Beren y Lúthien es la obra en torno a la cual gira toda la mitología desarrollada por Tolkien. Es un poema que nunca terminó aunque trabajó en él toda su vida. Narra la historia de un hombre, Beren, que se enamora de una princesa elfa, Lúthien. El padre de ella, el rey Thingol, se opone al matrimonio de los dos por lo que le pone una serie de pruebas imposibles de superar a Beren. Aquí también encontramos el tema de la mujer como inspiración para el hombre. Es por el amor de Lúthien que Beren se enfrenta a temibles enemigos y logra lo que ningún mortal (e incluso ningún inmortal) había logrado. Los personajes y situaciones del poema son un reflejo de la experiencia personal de Tolkien y su esposa, Edith. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que fue la inspiración de su esposa la que llevó a Tolkien a convertirse en el gran escritor en el que se convirtió.

En la película, en cambio, este sentido de Arwen como inspiración no aparece. El amor de Aragorn y Arwen se presenta mas bien como un amor imposible. Aragorn sabe que ella debe abandonar la Tierra Media así que prosigue su camino, lamentando el amor perdido, pero no viendo en ella el motivo para seguir peleando. ¿Quizá la visión de Tolkien es demasiado contracultural para el público hollywoodense?

Otro personaje feminino cuya función es inpirar a los demás es la reina Galadriel. En las repetidas ocasiones en que alguno de los personajes principales está a punto de rendirse, apremiado por el dolor o la oscuridad, les basta con recordar a Galadriel para recuperar sus fuerzas. Su sola sonrisa es suficiente para que Gimli, el enano, olvide todo el rencor que guardaba contra los elfos. Ella inspira no a través del amor, como Arwen inspira a Aragorn, sino a través de su nobleza y bondad. En ella encuentran la imagen de todo lo que es bueno y noble en el mundo.

El rol de inspiración, en el cual la mujer ennoblece al hombre no es de ninguna forma denigrante. Al contrario, la mujer al ennoblecer se ennoblece. Desgraciadamente, esta visión no es la que predomina en la actualidad y así, tanto hombres como mujeres nos denigramos unos a otros...



Many have criticized J.R.R. Tolkien for the insignificant role that women have in his famous Lord of the Rings trilogy. This might seem true at first sight. However, a careful reading not only of Tolkien's masterpiece but also of his vast body of work about the history of Middle Earth proves the opposite.

The true problem is that in our days, Tolkien's vision on the role of women is not politically correct (thought it is not discriminatory at all). For that reason, in the film version of the trilogy, the reductionist vision of contemporary feminists prevailed. We notice that in certain “creative freedoms” that the writers of the movie took in order to include a more “active” Arwen.

In the books, Arwen is only present in a few pages where she has a passive presence. Nonetheless, her influence over the events that take place during the whole novel is very important. It's even greater than that of many other male and more active characters. She is crutial in making Aragorn abandon exile and fulfilling his destiny as the heir of the throne of Gondor. She represents an inspiration, a motivation for Aragorn to go ahead and face the many difficulties that will stand in his way. It's thanks to her, that Aragorn becomes what he is called to be.

This idea becomes even stronger when Tolkien links Aragorn and Arwen's story with that of Beren and Lúthien. The Lay of Beren and Lúthien is the poem from which all of Tolkien's mythology was originated. It's a poem that he never finished though he worked on it his whole life. It tells of the story of Beren, a human, who falls in love with Lúthien, an elf princess. Her father, King Thingol opposes their marriage and in order to avoid it, sends Beren on a series of seemingly impossible tasks. Here we also find the theme of a woman being inspiration for a man. It's for Lúthien's love that Beren faces the most terrible enemies and achieves what no other mortal (or even any other immortal) had ever achieved. The characters and the story itself are an image of Tolkien's and his wife's personal experience. We can say, without any doubt, that Tolkien's wife, Edith, was the inspiration that made him the great writer he was to become.

In the movies, on the other hand, this sense of Arwen being an inspiration is lacking. Her love of Aragorn is shown more like an impossible love. Aragorn knows that she must leave Middle Earth with her people so he moves on mourning about her lost love, but not seeing her as the motive for which he is fighting. Could it be that Tolkien's view are to countercultural for a Hollywood audience?


Another female character whose role is to inspire others is Queen Galadriel. In the many occasions in which some of the main characters is about to surrender, defeated by pain, grief or darkness, it is her memory alone which restores their strength. Her smile was enough to make Gimli, the dwarf, forget all his resentment against the elves. She doesn't inspire through love, like Arwen inspires Aragorn, but through her nobility and kindness. In her they find an image of all that is good and noble in the world. She represents everything that is worth fighting for.

The role of inspiration, in which a woman ennobles a man is in no way degrading. Rather, woman is ennobled through ennobling others. Unfortunately, this vision is not the one that prevails these days where it seems that degrading one another is the rule...

lunes, 15 de junio de 2009

No todos los políticos son nefastos

El hombre no puede separarse de Dios, ni la política de la moralidad.
Juan Pablo II

Aunque muchas veces creamos lo contrario (y muchos parezcan demostrarlo), no todos los políticos son nefastos. O, por lo menos, no todos los políticos que han existido han sido nefastos. A lo largo de la historia ha habido ejemplos de políticos realmente preocupados por el Bien Común, políticos que han entregado su vida (algunos literalmente) al servicio de los demás y éstos son los que han cambiado al mundo, aunque luego el mundo los olvide.

En todas las escuelas de ciencia política se estudia a Maquiavelo y a otros “grandes” personajes de la política y, sin embargo, nunca se estudia a los humanistas demócrata-cristianos, a pesar de que fueron estos políticos los que reconstruyeron Europa después de la Segunda Guerra Mundial. No sólo eso, sino que fueron políticos que ejercieron su labor pública de forma ejemplar, con una profunda preocupación por los más necesitados y, además, con gran éxito.

El desconocimiento que tenemos de estos hombres quizá se deba a que, a diferencia de otros, nunca tuvieron aspiraciones de grandeza ni buscaban su propia exaltación. Nunca se mandaron construir arcos triunfales ni tenían sus propios programas de televisión o radio para que el pueblo estuviera constantemente escuchando lo bueno que eran sus dirigentes. Simple y sencillamente hicieron bien su trabajo.

El secreto de estos extraordinarios políticos radica en que siempre supieron darle su lugar a las cosas. Es decir, tenían muy clara su jerarquía de valores y actuaban en congruencia con ella. Así, por ejemplo, supieron poner al Estado al servicio de las personas, sin caer en paternalismos; supieron poner el anhelo de paz por encima del orgullo nacionalista y, más importante aún, supieron poner el interés nacional por encima de su interés personal. De esa forma, personajes como Adenauer, Schuman o De Gasperi, vivieron de forma austera a pesar de ser los hombres más importantes y poderosos de sus respectivos países. No se enriquecieron a costa del erario público.

Su estilo de vida nos sorprende, sobre todo cuando lo comparamos con el que llevan nuestros políticos. Una reflexión profunda acerca de sus vidas nos lleva a la inevitable conclusión de que sólo pudieron resistir las tentaciones del dinero y del poder, por su profundo amor a la pobreza y a la humildad. Concluimos que sólo puede ser un buen gobernante aquél que ve en la política una forma de servicio a los demás, es decir, una forma de entrega, de sacrificio y de renuncia. Sólo puede ser buen gobernante aquél que deja sus propios afanes de gloria y de riqueza a un lado y abraza la humildad y la sencillez.

Mucho más se podría decir de estos grandes hombres, y espero poder hablar de ellos a su tiempo. Por ahora, les dejo una biografía de otro de estos políticos humanistas: Giorgio La Pira. Aunque la edición no es la mejor que se podría tener y los subtítulos dejan mucho que desear, el video nos da una muestra del tipo de hombre que gobernó Florencia en los años 50, que es, sin duda, el tipo de hombre que quisiéramos que nos gobernara en México. Sin embargo, a mí me inquieta la siguiente interrogante: ¿merecemos un político de su talla?




jueves, 21 de mayo de 2009

Humanismo: un estilo de vida

En su blog, El Muro de los Siglos, mi buen amigo Mario Fernández toca un punto fundamental, pero que pocas veces recordamos, acerca del humanismo: que éste es un estilo de vida. No es sólo una ideología que esgrimamos para poder acceder al poder (aunque muchos lo hagan) ya que trasciende la política. No se trata únicamente de una serie de principios que buscamos llevar a la vida pública, sino que son una serie de principios que deben regir nuestras vidas en todos sus facetas.

En el centro mismo del Humanismo Trascendente está el respeto irrestricto a la dignidad de la Persona Humana (de ahí el nombre de humanismo). Esto implica que todo ser humano, sin importar su condición social, económica, su sexo o su religión, debe ser, siguiendo la máxima kantiana, un fin en sí mismo y nunca un medio. Como consecuencia lógica, se sigue que un humanista no debe pisotear la dignidad de otro ser humano en ninguna actividad de su vida, tanto pública como privada. Muchas veces creemos que para respetar la dignidad humana basta con no hacer el mal a los demás, o no hacer algo que los lastime o no hacer nada que ellos no permitan. Sin embargo, la dignidad humana exige mucho más que eso. Exige que busquemos el bien del otro. No basta con una actitud pasiva de no hacer el mal, sino que demanda una actitud activa de hacer el bien.

En esa confusión está, a mi parecer, la causa de que tantos “humanistas” caigan en acciones opuestas al humanismo. Un caso muy común con el que me he topado es el de la asistencia de personas identificadas con el humanismo a los famosos table dance. Este es un ejemplo perfecto para describir la diferencia entre el humanismo light de “no hacer el mal” y el humanismo auténtico de buscar el bien del otro.

Si partimos del supuesto de que para respetar la dignidad humana basta con no hacer daño o no hacer nada que no quiera la otra persona, entonces, efectivamente, acudir a estos lugares no sería, al menos en teoría, contrario al humanismo. Por lo general se argumenta que las mujeres que trabajan ahí lo hacen porque quieren y que, al final del día, no se les puede hacer nada que ellas no quieran. Sin embargo, como aclaré más arriba, esto no es suficiente para respetar la dignidad humana.

En primer lugar, estos lugares denigran al ser humano, particularmente a las mujeres que ahí “trabajan”, porque éstas son usadas como medios para satisfacer una necesidad. Es decir, los hombres que van ahí no ven en las bailarinas un fin en sí mismo, sino un medio para desahogar sus impulsos sexuales. Por tanto, están usando y, en consecuencia, denigrando a estas mujeres, lo cual atenta claramente contra el humanismo.

Además, es sabido que en estos lugares “laboran”, la mayor parte de las veces, mujeres que llegaron ahí a través de redes de trata de personas y que son explotadas por sus patrones para obtener dinero. En pocas palabras, se les usa para obtener tanto placer como dinero, lo cual, repito, va contra los principios humanistas. Esto sin mencionar que muchas veces llegan privadas de su libertad, en condiciones inhumanas y sin la posibilidad de regresar a sus hogares, lo cual no sólo va contra el humanismo sino contra cualquier sentido de humanidad.

Ahora bien, no sólo las mujeres son las denigradas en estos lugares, sino los mismos hombres que asisten a ellos. Los dueños de estos establecimientos están denigrando a sus clientes al fomentar que se dejen llevar por sus más bajos impulsos. Los están usando para ganar dinero.

Este es sólo un ejemplo de cómo el humanismo es mucho más demandante de lo que muchos creen. En términos iguales podemos hablar de la economía, de las relaciones personales, de la política, etc. y demostrar que, en todas ellas, el humanismo exige lo más noble y más elevado de los seres humanos para con sus semejantes.

Es terrible ver cómo el humanismo es malinterpretado por muchos porque entonces se convierte en un sinsentido que, por lo mismo de parecer un absurdo, deja de ser atractivo para tantas personas. Es terrible porque el único camino para que el ser humano se desarrolle plenamente, se convierte entonces en un camino que no lleva a nada y que, por tanto, no vale la pena recorrer.