Todos los días escuchamos en los medios que el gobierno federal está perdiendo la batalla contra el narco. Nos repiten continuamente la cantidad de muertos que ha habido a lo largo de este sexenio. Los editorialistas y reporteros se muestran sorprendidos ante la oleada de violencia que azota al país. Por alguna razón todos concluyen lo mismo: el gobierno está perdiendo. Luego aparece en primera plana nuestro “Presidente Legítimo” diciendo que toda la violencia es culpa del PAN y del PRI por mantener al pueblo en la pobreza. Como si el hecho de ser pobre te obligara a ser violento (que buen concepto de los pobres tiene aquél que decía que “primero los pobres”).
No tengo los elementos suficientes para afirmar que la guerra contra el narcotráfico se está ganando, pero tampoco los que existen para afirmar lo contrario no me parecen lo suficientemente válidos. Yo veo claras señales de esperanza. ¿Cómo puedo decir eso si cada día nos enteramos de tiroteos y matanzas? Por una razón muy sencilla: tanta violencia era de esperarse. Sí, en el momento en que se le declaró abiertamente la guerra a los narcos, era evidente que éstos iban a responder. Y, ¿de qué otra forma habrían de responder si no era con violencia? Era obvio que no se iban a quedar con los brazos cruzados. Son muy ingenuos los que no veían esta ola de violencia venir. El mismo presidente Calderón lo advirtió al iniciar las acciones militares en los distintos estados del país. Estábamos entrando en una guerra y en las guerras siempre hay bajas.
Si nos ponemos a ver las cifras, inmediatamente nos horrorizamos ante la gran cantidad de muertos (ya van más de 3 mil en este año) y nos parece que esta es otra indicación de que se está perdiendo la guerra. No lo creo. Hay que detenernos y ver cuántas bajas son de “ellos” y cuántas son “nuestras” (militares y policías). En ese momento descubrimos que la gran mayoría de los muertos son sicarios y gente relacionada con el narco. La última vez que chequé, una guerra la pierde aquél que tiene más bajas… Ahora bien, ¿qué podemos sacar de estos datos? Simplemente que los distintos cárteles están disputando entre sí, se están matando entre ellos. El ejército debería de recurrir a la antigua táctica del “divide y vencerás”. Mientras más se peleen los narcos entre sí, más fácil le resultará al gobierno acabarlos.
La estrategia de ataque directo era (y sigue siendo) la única opción viable. No se puede negociar con los narcotraficantes. Tampoco se les puede convencer por las buenas a renunciar a sus negocios (¿quién renunciaría libremente a los millones de dólares que ganan?) y legalizar las drogas sólo haría legal algo que destruye miles de vidas. Ahora bien, junto con ese ataque frontal contra los cárteles, hace falta una estrategia de atención y rehabilitación de los consumidores de drogas. De parte del gobierno, me he enterado que se están inaugurando los centros de atención Nueva Vida (o algo así…). Eso es bueno, pero yo creo que sería más benéfico que fuera la sociedad civil la que se encargara de tratar a los adictos. Los centros no gubernamentales no solo tienen mejor preparación y experiencia sino que se dedican de lleno a esta actividad. ¿Para qué darle al gobierno más responsabilidades de las que ya tiene? Si la sociedad civil no se suma a este esfuerzo por acabar con la plaga que representa el narcotráfico, no hay forma de que triunfemos.
¿Qué pasa con las noticias “positivas” que se escuchan con cierta frecuencia? Casi todos los días nos enteramos de decomisos, detenciones, quemas de sembradíos, etc. Los medios deberían de darles mayor difusión a estas noticias. No he hecho el cálculo, pero no me sorprendería descubrir que en este sexenio han sido mayores las sumas de dinero decomisado (no más con el “coopelas o cuello” se obtuvieron USD 205 millones), las cantidades de drogas capturadas (las 5 toneladas del submarino, por ejemplo) y la cantidad de sicarios detenidos (recordemos a los capos deportados a E.U.). Como en toda guerra, hay que mantener la moral de la gente lo más alto posible. Si nos bombardean todos los días diciéndonos que vamos perdiendo, que no hay esperanza, ¿cómo esperan que ganemos? Como ciudadanos hay que insistir en que los medios cumplan con su deber de informar debidamente y que los políticos no quieran usar este tema como un arma contra el gobierno.
Por último, hay que tomar en cuenta que esta lucha tomará años ganarla. Vean cuanto llevan los colombianos peleando contra el narco y las FARC. Allá la situación estaba peor que la que hay aquí y, después de diez años de guerra abierta, se empiezan a ver resultados. Yo quiero pensar que Calderón está siguiendo el ejemplo del Presidente Uribe y que se están utilizando las estrategias que allá funcionaron. Me parece que, al igual que en Colombia, necesitamos cerrar filas en torno a nuestras autoridades. Los ciudadanos debemos participar activamente en este esfuerzo, vigilando y exigiendo a nuestros gobernantes. Si no hacemos nada, ¿cómo les pedimos que cumplan? Si alguna táctica no nos parece adecuada, propongamos una nueva, pero con argumentos válidos. Hasta ahorita sólo oímos críticas y nada de propuestas. Es importante que olvidemos banderas políticas por ahora. Lo importante es ganar esta guerra.
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