El amor es paciente y muestra comprensión. No renuncia a los pocos meses alegando diferencias “irreconciliables” que no son más que excusas para no cumplir lo que se prometió. Tampoco huye cuando ya no “siente lo mismo que antes”…
El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No se place en parecer perfecto ante la sociedad para, poco tiempo después, terminar en un escandaloso divorcio…
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No busca su propio placer y mucho menos rebaja al otro al nivel de un objeto. Es sacrificado y, sobre todo, sabe perdonar. No se interesa por el dinero, por lo que no cree en cosas como los “arreglos prematrimoniales” que son un término elegante para un “seguro contra el fracaso”…
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Busca siempre el bien del otro, dándole siempre lo que le corresponde según su dignidad. Se basa en la Verdad y no en la “verdad” que sostiene la sociedad…
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. Sobrevive en los momentos más difíciles, confía aún en los tiempos más oscuros y supera los obstáculos que le pone una civilización que sólo cree en la satisfacción del momento…
El amor nunca pasará… sus aparentes fracasos no son suyos sino de la cultura que ha olvidado lo que realmente significa. Tantos matrimonios fracasados no son prueba del fracaso del amor, más bien son prueba del fracaso de la civilización que ha sustituido al amor por egoísmo…
(El texto en cursivas es de la Primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 13, versículos 4 a 8)
Love is patient, love is kind. It does not quit after only a few months claiming “irreconcilable differences” which are only an excuse to break one’s vows. Nor does it run away when it “doesn’t feel the same anymore”…
It is not jealous, (love) is not pompous, it is not inflated. It doesn’t please itself in seeming perfect before others only to end in a scandalous divorce…
It is not rude, it does not seek its own interests, it is not quick-tempered, it does not brood over injury. It doesn’t seek its own pleasure and it will never degrade another human being. It is willing to sacrifice and, above all, knows how to forgive. It is not interested in money or “premarital arrangements”, which are only a fancy term for an insurance against failure…
It does not rejoice over wrongdoing but rejoices with the truth. It always seeks the good of the other, giving him what it is his, according to his dignity. It is guided by Truth and not by the “truth” of the world…
It bears all things, believes all things, hopes all things, endures all things. It survives through the hardest of times, it trusts even at the darkest hours and it overcomes the obstacles placed by a civilization that only believes in instantaneous pleasure…
Love never fails. Its apparent failures are not its fault but that of a culture that has forgotten what love truly means. So many failed marriages are not the failure of love, they are the failure of a culture that has substituted love with selfishness…
(The text in italics is from the First Letter of St. Paul to the Corinthians, chapter 13, verses 4 to 8)
El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No se place en parecer perfecto ante la sociedad para, poco tiempo después, terminar en un escandaloso divorcio…
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No busca su propio placer y mucho menos rebaja al otro al nivel de un objeto. Es sacrificado y, sobre todo, sabe perdonar. No se interesa por el dinero, por lo que no cree en cosas como los “arreglos prematrimoniales” que son un término elegante para un “seguro contra el fracaso”…
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Busca siempre el bien del otro, dándole siempre lo que le corresponde según su dignidad. Se basa en la Verdad y no en la “verdad” que sostiene la sociedad…
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. Sobrevive en los momentos más difíciles, confía aún en los tiempos más oscuros y supera los obstáculos que le pone una civilización que sólo cree en la satisfacción del momento…
El amor nunca pasará… sus aparentes fracasos no son suyos sino de la cultura que ha olvidado lo que realmente significa. Tantos matrimonios fracasados no son prueba del fracaso del amor, más bien son prueba del fracaso de la civilización que ha sustituido al amor por egoísmo…
(El texto en cursivas es de la Primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 13, versículos 4 a 8)
Love is…
Love is patient, love is kind. It does not quit after only a few months claiming “irreconcilable differences” which are only an excuse to break one’s vows. Nor does it run away when it “doesn’t feel the same anymore”…
It is not jealous, (love) is not pompous, it is not inflated. It doesn’t please itself in seeming perfect before others only to end in a scandalous divorce…
It is not rude, it does not seek its own interests, it is not quick-tempered, it does not brood over injury. It doesn’t seek its own pleasure and it will never degrade another human being. It is willing to sacrifice and, above all, knows how to forgive. It is not interested in money or “premarital arrangements”, which are only a fancy term for an insurance against failure…
It does not rejoice over wrongdoing but rejoices with the truth. It always seeks the good of the other, giving him what it is his, according to his dignity. It is guided by Truth and not by the “truth” of the world…
It bears all things, believes all things, hopes all things, endures all things. It survives through the hardest of times, it trusts even at the darkest hours and it overcomes the obstacles placed by a civilization that only believes in instantaneous pleasure…
Love never fails. Its apparent failures are not its fault but that of a culture that has forgotten what love truly means. So many failed marriages are not the failure of love, they are the failure of a culture that has substituted love with selfishness…
(The text in italics is from the First Letter of St. Paul to the Corinthians, chapter 13, verses 4 to 8)
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