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sábado, 5 de diciembre de 2009

Nostalgia por el Barroco / Nostalgia for the Baroque

Si usáramos la música popular navideña como un indicativo del grado de civilización de una sociedad determinada, ¡qué atrasados estaríamos respecto a nuestros antepasados del periodo Barroco!

En esta liga pueden escuchar un villancico español del siglo XVII titulado Serafín que con dulce armonía. ¿Qué villancico de los que ahora escuchamos se compara con éste en belleza de formas musicales, en lo poético de las imágenes que describe o en la profundidad de la Verdad que revela? ¿Qué canción navideña actual nos habla de forma tan sublime sobre el gran misterio que es la Encarnación del Hijo de Dios?

Habrá gente que se deleite escuchando canciones tan banales como la de Rodolfo el reno de la nariz roja pero en esta época yo prefiero oír villancicos que realmente hablen de la Navidad. Canciones que no sólo deleiten mis sentidos con su belleza musical sino que me inciten a la reflexión y a la contemplación, que son las actividades que corresponden al Adviento. La letra de este villancico se encuentra a continuación. Espero que cumpla su propósito de prepararnos para encontrarnos de frente con el misterio del Verbo hecho carne.

Serafín que con dulce armonía
Joan Cererols

Estribillo
Serafín, que con dulce armonía
la Vida que nace requebrando estás;
cántale glorias mirándole en penas,
que amante y quejoso, su alivio es un ¡ay!
¡ay, ay, ay!

Coplas
Tan fragrantes, lucientes y bellas
en cielo y en tierra distantes se ven
las estrellas vestir de colores,
las flores brillar y las selvas arder.


En albergue, aunque pobre dichoso
en nuevos afectos se mira esta vez
una luna que alumbra el empíreo,
y un sol que de aljófar guarnece sus pies.
¡Ay, ay, ay!


En los brazos del alma más pura,
picado de amor un hermoso clavel
desabrocha el color encarnado
del nácar precioso que quiere verter.


¡Oh! mil veces dichosa la culpa,
en cuya sentencia ha llegado a tener
por descargo un tesoro infinito:
un Dios por padrino y un Niño por juez.
¡Ay, ay, ay!


Llora el sol y la aurora se alegra,
la pena y el gozo en sus ojos se ven;
que es afecto muy propio del alma
llorar y reír al amanecer.
Un jazmín entre espinas y abrojos
nos da testimonio en metáfora fiel,
que entre humanos y graves pesares
siempre hay escondido un divino placer.
¡Ay, ay, ay!


Hoy el hombre suspenso y absorto
ignora, cobarde, lo mismo que ve:
pues mirar tan divino lo humano
es cosa que apenas se puede entender.


Una noche de siglos tan largos
dobladas las luces habrá menester,
y por eso amanecen dos soles
que bañan de luz el portal de Belén.



If we used popular Christmas music as an indicator of the level of civilization of a determined society, how far behind would we be from our ancestors of the Baroque period!

In this link you can listen to a Spanish Christmas carol of the seventeenth century, titled Seraphim, you who with sweet harmony. Which of our modern Christmas carols can compare with this one in the beauty of its musical forms, in the poetry of the images it describes or in the depth of the Truth it reveals? What piece of contemporary Christmas music talks to us in such a sublime way of the great mystery of the Incarnation?

There might be someone out there who delights himself in listening to such banal songs as Rudolph the Red Nosed Reindeer but in this season I prefer listening to music that truly speaks about Christmas. I prefer songs that will not only please my senses with their musical perfection but will also induce me to a state of reflection and contemplation, the type of activities that we are called to do during Advent. Here are the lyrics for this Christmas carol. May they serve the purpose of preparing us to stand before the mystery of the Word made Flesh.

Seraphim, you who with sweet harmony
Joan Cererols

Refrain
Seraphim, you who with sweet harmony
are paying court to the new-born Life,
sing of glory to him as you watch him suffer,
for, in his love, his sole comfort is a sigh.
Ah, ah, ah!

Stanzas
From afar in heaven and earth,
fragrant, gleaming and beautiful,
the stars seem to be bedecked with colours,
the flowers seem to gleam and the woodlands sparkle.
In a stable, blessed though poor,
now shine with renewed affection
a moon lighting up the heavens
and a sun embellishing his feet.
Ah, ah, ah!


In the arms of the purest of souls
a beautiful carnation touched by love
reveals the crimson colour
of the pearly drops it sheds.


Oh, a thousand times fortunate is original sin
since the sentence it was given has now received
a discharge through an infinite treasure:
God as godfather and a Son as judge.
Ah, ah, ah!


The sun weeps and the dawn rejoices,
pain and joy can be seen in their eyes,
for weeping and laughing are emotions
proper for the spirit.
A jasmine amidst the thorns and thistles
is a faithful metaphor that bears
witness for us that amidst the grave cares of human life
there always lies hidden a divine delight.
Ah, ah, ah!


Today man, amazed and spell-bound,
fails to grasp what with his very eyes he can see;
for the sight of humanity made so divine
is something which almost passes understanding.


A night of time so infinite
must needs have twice as many lights,
and so two suns rise
to bathe the gate of Bethlehem in light.

domingo, 15 de marzo de 2009

El éxito del Barroco

La corriente artística que más me gusta es, sin duda alguna, la barroca. El arte Barroco, en todas sus vertientes, me fascina como ninguna otra corriente artística lo hace. No sé si mi simpatía hacia el barroco se deba a su pasión, su dramatismo, su realismo y su perfección o simplemente se deba a que, siendo mexicano, soy barroco por naturaleza. Sin embargo, y más allá de cualquier afinidad que sienta hacia el arte Barroco, nuestros antepasados de aquellos siglos nos dejaron una lección valiosísima que hoy deberíamos de aprovechar acerca de cómo influenciar la cultura para hacerla tender hacia el bien.

Recordemos que el Barroco surgió en una época de profundos cambios en Europa. La Reforma Protestante estaba cobrando enorme fuerza, por lo que la Iglesia Católica reaccionó con el Concilio de Trento, donde inició la llamada Contrarreforma. Ahora bien, una de las tantas formas en las que los Padres conciliares decidieron influir sobre la cambiante sociedad europea fue a través del arte y la cultura. Así, la Iglesia Católica se convirtió en la principal promotora del arte Barroco. La muestra más clara de esta influencia la observamos en los territorios que pertenecieron al Imperio Español, donde se erigieron infinidad de templos, conventos y monasterios barrocos, repletos de esculturas y pinturas que cautivaban y, a la vez, educaban a los feligreses. Esta actitud artística del catolicismo contrastaba fuertemente con la actitud iconoclasta de los protestantes y fue determinante en la evangelización de millones de personas.

Los Padres conciliares comprendían que para poder influir realmente en la sociedad, era necesario influir en la cultura. La sola fuerza del Estado o de la Iglesia no bastaba para detener el avance del protestantismo. Por tanto, sabían que mantener leyes que obligaran a la gente a permanecer fiel no bastaría para lograrlo, sino que era necesario ir más allá y hacer que las ideas del Concilio formaran parte de la cultura. Lo mismo hicieron los frailes misioneros en las colonias españolas: usaron el arte y la cultura para evangelizar a los indígenas. Hicieron que el catolicismo entrara en la América española a través del arte.

Hoy, casi cinco siglos después, nos encontramos nuevamente en una cruenta batalla cultural. El relativismo, el secularismo y la cultura de la muerte (que al final del día convergen en lo mismo) están teniendo avances nunca antes vistos. El desprecio a la dignidad de la Persona, su sumisión al totalitarismo científico-utilitarista, la intolerancia en nombre de la tolerancia, el hedonismo y todas las demás tendencias que se hacen cada vez más fuertes, están desplazando a la cultura de la Vida, aquella que considera al ser humano como el centro y fin de toda cultura y civilización. ¿Qué podemos hacer para detener estas tendencias culturales que representan el suicidio de Occidente? Yo propongo que repitamos la experiencia histórica del Barroco.

Es necesario que la cultura de la vida recupere el lugar que siempre ha ocupado en nuestra civilización, la cual surgió de la fusión de la tradición humanista judeo-cristiana con la tradición greco-latina. Una forma de hacerlo es teniendo a los mejores artistas e intelectuales. Es urgente que surjan nuevos Cervantes, Murillos o Churrigueras. Sin nuevos Sigüenzas y Góngora, Sor Juanas o Vivaldis, poco podremos lograr en el terreno cultural. Aquellos grandes genios alcanzaron la perfección en todas sus obras. Esa misma perfección técnica que ahora tienen los defensores de la cultura de la muerte y que hace que sean tan atractivas sus obras. Basta con comparar las películas de uno y otro bando. Son casos muy raros en los que una película buena (en el sentido moral) sea realmente de calidad. Por otro lado, cada año nos inundan una gran cantidad de películas de extraordinaria calidad cinematográfica pero con pésimos mensajes morales. ¿Cómo podremos difundir la cultura de la vida si no somos capaces de hacerla permear en la cultura de la sociedad a través de obras artísticas bien hechas?

Cualquiera que entre a una catedral virreinal quedará asombrado de cómo nuestros antepasados la construyeron cuidando hasta el último detalle. Su dominio de la técnica arquitectónica era fuera de lo común. Lo mismo ocurría con las demás artes: Velázquez dominaba la pintura, Bernini la escultura y Vivaldi la música. Ahí radica la trascendencia que han tenido sus obras: en que son obras maestras. Cuando la cultura de la vida tenga el respaldo de artistas e intelectuales que creen con cada obra una obra maestra, entonces tendremos garantizado un éxito como el que tuvo la cultura barroca.