domingo, 22 de febrero de 2009

El fantasma del populismo acecha de nuevo

Ya iniciaron las campañas políticas (las precampañas sólo son una excusa para hacer campaña antes de tiempo) que culminarán con la elección intermedia de este año. Como siempre, las campañas nos dan una indicación de por dónde se mueven los distintos partidos y nos dejan entrever las preocupaciones de la ciudadanía.

En esta ocasión, trataré acerca de un tema que estuvo muy presente en las elecciones presidenciales del 2006 y que muchos esperábamos que muriera con la derrota de López Obrador: el populismo. Este populismo que ha tomado mucha fuerza en Latinoamérica y que, dada la actual crisis económica, tiene elementos de sobra para mantenerse en el poder en otros países y para reaparecer en México.

Para ver en qué forma el PRD ha intentado resucitar la retórica populista de López Obrador, recurriré al único medio disponible para conocer las propuestas de este partido: su publicidad. Digo que es el único medio porque su plataforma electoral no está disponible en su página web ni en la del IFE. Por ello, sólo podemos conocer sus ideas a partir de los anuncios espectaculares que han colocado en casi cada esquina de la Ciudad de México.

En estos espectaculares se presentan dos tipos de frases: unas presumen los supuestos logros de los gobiernos perredistas y otras representan ciertas “propuestas” de este partido.

Las primeras son válidas en cuanto a que todo partido debe presentar los logros de los gobiernos emanados de sus filas, aunque resulta curioso que el PRD ahora haga lo que hace un par de semanas criticaba del PAN. No olvidemos que el populista se caracteriza por criticar lo que hagan sus oponentes pero si eso mismo le sirve para sus propios intereses, lo hace sin el menor remordimiento.

Un ejemplo de estos espectaculares es el que dice: “La distancia más corta entre un problema y una solución es el metrobús.” Este tipo de comerciales son válidos, siempre y cuando lo que digan es cierto. Sobre el metrobús hablaré más a profundidad en otra ocasión (ya que yo fui víctima directa de su construcción y mantenimiento) pero creo que los ciudadanos estamos de acuerdo en que sus grandes beneficios no se han hecho presentes. Teniendo todo el potencial para ser una obra extraordinaria, quedó en una obra mediocre a causa de la pésima planeación y administración del gobierno del Distrito Federal.

Un caso similar es el que dice: “Menos politiquería y más servidores públicos”. Qué curioso que sean precisamente los “servidores públicos” del PRD los que, antes que los de cualquier otro partido, hayan solicitado licencia para dejar sus cargos y buscar su siguiente hueso. Esto lo hemos visto con una gran mayoría de los delegados perredistas. Además, no olvidemos que los procesos internos del PRD se han caracterizado por ser los más sucios de todos. Su división en distintas corrientes o tribus es una muestra de que el PRD es un partido de pura politiquería y no un partido institucional.

Ahora bien, el segundo tipo de espectaculares que colocó el PRD son los que, a mi parecer, son más preocupantes. Son preocupantes porque son un reflejo claro de que el PRD sigue siendo el partido populista que le vendió su alma a López Obrador. Demuestran que este partido no ha sido capaz de convertirse en un partido de izquierda propositiva y medianamente moderno. Sigue anclado en la década de los sesenta del siglo pasado. Veamos dos ejemplos:

“Aumento del 12% en sueldos. La crisis requiere acciones rápidas, el hambre no espera.” Estoy de acuerdo con que la crisis requiere que el gobierno y la sociedad actúen de forma rápida y eficaz. Efectivamente, el hambre no espera y no podemos quedarnos con los brazos cruzados en espera de que la economía se recupere solita. Sin embargo, querer aumentar 12% los sueldos es una propuesta no sólo irrealizable sino que acabaría por matar a las empresas que, con dificultades, se están manteniendo a flote. Es irrealizable porque el gobierno no tiene la facultad (ni debería de tenerla) de obligar a las empresas a subir los sueldos cuando éstas no tienen la capacidad económica de hacerlo. Si el gobierno quisiera subsidiar ese 12% adicional, estaría endeudándose de una manera poco prudente en medio de una crisis económica. Es decir, por cualquier lado que se vea, esta propuesta es una insensatez. Es un intento poco ético de comprar a los más necesitados prometiéndoles cosas que no se les podrá dar. Es un ejemplo claro de “dar atole con el dedo”. Esa es una de las prácticas más bajas que han tenido nuestros políticos. No se vale jugar con las esperanzas de los más pobres. Qué ironía que esto lo haga el partido que decía que primero deben estar los pobres. Esto demuestra que eso no es cierto.

El segundo ejemplo es aquél que dice: “Más pistas de hielo, conciertos y museos gratuitos. Menos bla bla bla.” Nuevamente el populismo presente. Aquí se trata de un caso clásico de darle al pueblo “pan y circo”. Qué descaro que quieran comprarnos con cosas tan triviales. Quieren distraernos de los problemas reales que existen en el país con el “bla bla bla” de sus eventos gratuitos. Prefieren gastarse millones de pesos del erario en estos eventos populistas, en lugar de invertirlos en cosas más importantes. Eso es muy grave. La situación no está para que andemos desperdiciando recursos en cosas que no benefician a nadie (mas que a los políticos que se adueñan de una curul y del fuero).

La tentación del populismo es muy fuerte, sobre todo en momentos de crisis. Sin embargo, no debemos olvidar que detrás del populismo se esconden las verdaderas intenciones de los que lo defienden (vean al dictadorzuelo Chávez). Para salir de una crisis se necesita mucho trabajo y sacrificio, no promesas falsas ni quimeras inalcanzables. ¡No nos dejemos engañar!

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