La polémica generada por la transmisión de spots de partidos políticos que interrumpieron el show de medio tiempo del Super Bowl, así como algunos juegos de futbol de la liga mexicana sólo demuestra el nivel tan bajo que tiene el debate político en nuestro país. Los comentaristas de la vida política mexicana inmediatamente reaccionaron y condenaron, con una visión por demás simplista, el hecho. Los más sensatos de entre todos ellos esperaron un par de días para hacer sus comentarios y lo hicieron con una visión más amplia. Sin embargo, mucho les faltó por decir.
Todos fueron unánimes en su condena de los partidos políticos, de sus senadores y diputados que aprobaron el bodrio que es la nueva ley electoral. Las condenas al IFE también fueron compartidas por una gran mayoría, pero sólo hasta tiempo después iniciaron las quejas contra las televisoras que, es más que evidente, actuaron de mala fe. A pesar de que todos son responsables en menor o mayor medida, hay otro gran responsable al que nadie ha mencionado: la ciudadanía.
Me responderán que la ciudadanía no es responsable, sino víctima de los grandes poderes que dominan al país. Yo no estoy de acuerdo con esa visión. Creo que la ciudadanía es la principal responsable de que esos poderes sean lo que son, gracias a su apatía. La ciudadanía es la auténtica depositaria del poder público, pero debido a su indiferencia, ha dejado ese poder a otros para que lo ejerzan según su conveniencia.
¿Qué hizo la ciudadanía cuando se aprobó la ley electoral actual? Una ley que atenta abiertamente contra la libertad de expresión, impidiendo al ciudadano (o a cualquier organización) llamar a un político corrupto ladrón, aún cuando haya evidencia de que lo sea. Una ley electoral que, en aras de una supuesta equidad electoral (como la llama el senador Manlio Fabio Beltrones en su entrevista para la revista Bien Común, septiembre de 2008), amordazan a los ciudadanos para que no puedan criticar a los candidatos o partidos, aún cuando se lo merezcan. Fuera de la controversia constitucional presentada por el Consejo Coordinador Empresarial, la ciudadanía permaneció impasible.
¿Qué hizo la ciudadanía cuando los partidos políticos deshicieron y luego rehicieron (a su medida) al IFE? Nada. El único momento en que los diputados y los senadores se pusieron de acuerdo fue para despojarnos de uno de los pocos organismos auténticamente ciudadanos que teníamos. Nadie dijo nada en su momento. Para mí es una vergüenza que mi partido haya sido partícipe de este atraco a los ciudadanos. Me pregunto qué dirían tantos de nuestros antecesores que lucharon por hacer del IFE un instituto ciudadano y autónomo.
¿Qué hizo la ciudadanía para evitar que las televisoras adquirieran el poder que ahora tienen? Nada. Al contrario, cuando tienes una población que ve 4 horas diarias de televisión en promedio y que según las encuestas más optimistas lee menos de 3 libros al año, descubres el origen del poder del duopolio televisivo. Su poder radica en el pueblo. Pero en un pueblo ignorante e incapaz de pensar por sí mismo. Un pueblo que necesita que López Dóriga, Loret de Mola o Javier Alarcón le digan lo que debe creer y lo que debe hacer. En pocas palabras: un pueblo sumiso.
¿Qué hizo la ciudadanía para evitar que los zánganos que tenemos como representantes hayan llegado al poder? Nada. Con un abstencionismo superior al 40% en la elección federal del 2006 (en la cual hubo “mucha” participación) y con un abstencionismo superior previsto para la próxima elección, no podemos esperar que lleguen los mejores candidatos al Congreso. Si la ciudadanía no sale a votar, gana el que tiene la mayor maquinaria de acarreo y movilización del voto (el PRD en el Distrito Federal, el PRI en todo el país), no el que tenga las mejores propuestas y los mejores candidatos.
En todas esas ocasiones, la ciudadanía permaneció en silencio. No fue sino hasta que se les ocurrió a nuestros políticos interrumpir el sagrado pasatiempo del futbol que la ciudadanía se indignó. Cuando se les ocurrió interrumpir por unos momentos aquello que más nos apasiona (más que la búsqueda del bien del país), pero que carece totalmente de trascendencia (porque, nos guste o no, el futbol es intrascendente), nos rasgamos las vestiduras para reclamar la violación a nuestro derecho a ver un futbol mediocre. Yo no sé con qué cara podemos exigirles a los partidos políticos, a las televisoras y al IFE que sean competentes cuando nosotros hemos mostrado, una y otra vez, ser unos incompetentes.
sábado, 7 de febrero de 2009
La controversia de los spots
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5 comentarios:
exacto.
con que valor....
muy paradojico todo.
Oye pero de que forma, aparte de votar, podemos hacer algo?
Creo que la solución radica en una mayor participación ciudadana no sólo en términos de participación electoral (lo cual es, sin embargo, muy importante), sino desde la misma Sociedad civil, a través de todo tipo de organizaciones. Hasta que no nos caiga el veinte de que vivimos en una sociedad y que, por lo mismo, somos responsables de que funcione o no, seguiremos sin avances. No podemos dejarle todo al gobierno o o a los poderosos porque ellos no tienen el más mínimo interés en arreglar las cosas.
La verdad es que suiero participar más activamente pero no conozco ninguna organización en la cual puedo participar, podrías recomendarme alguna?
Mira, ahí sí que depende de la forma de pensar de cada quién. Yo, por ejemplo, soy miembro activo del PAN, porque comulgo con los ideales y principios de ese partido y por lo mismo se lo recomendaría a cualquiera, aunque hay mucha gente que no está de acuerdo con nuestra ideología.
También he participado en organizaciones estudiantiles en mi escuela, en grupos religiosos (católicos) y de labor social. Pero he participado ahí porque mi forma de pensar es acorde con esos grupos. Igual se los recomendaría a cualquiera pero depende mucho de tu forma de pensar (no serviría de nada recomendarte un grupo religioso si no compartimos la misma religión por ejemplo).
Ahora que la participación se puede dar en cualquier tipo de grupo. No necesariamente de índole política o religiosa. Un grupo que podría estar más allá de las barreras ideológicas sería alguno de servicio social, algo como "Un techo para mi país" que se dedica a construír casas en comunidades marginales. Ese tipo de organizaciones buscan brindar un servicio a la comunidad y creo que son muy buenas porque te permiten vivir de cerca la pobreza de tantos compatriotas nuestros.
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