martes, 5 de enero de 2010

Sexualidad y la familia / Sexuality and the family

He escrito un par de veces sobre la vocación del Hombre a la familia. En mi última entrada, mencioné brevemente que las enseñanzas de la Iglesia Católica respecto a la sexualidad y a las cuestiones sociales están relacionadas con esta vocación. Esto lo hice de forma superficial, sin adentrarme en los detalles. En esta ocasión, me gustaría profundizar en el aspecto sexual de esta vocación, particularmente a la luz de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI. Trataré los aspectos sociales de esta vocación en otro momento.

Para poder iniciar la discusión sobre la sexualidad y la familia, es necesario aclarar dos cosas: primero, que el amor debe ser entendido como un acto de auto-entrega; segundo, que el Hombre se vuelve plenamente Hombre (y plenamente feliz) cuando vive sus relaciones interpersonales de forma madura y amorosa, específicamente sus relaciones familiares. Esto es, el Hombre encuentra su plenitud en la familia. Esta es la definición de la vocación familiar del ser humano. Estas dos afirmaciones no requieren de justificación alguna pues son cuestión de sentido común.

Ahora bien, ¿cómo se relacionan estas dos ideas con las enseñanzas de Pablo VI respecto a la sexualidad humana? Pablo VI habla de los dos significados de la unión conyugal: el unitivo y el procreador. Ambos significados están estrechamente relacionados con la familia: el unitivo nos dice, como su nombre lo indica, que este acto une a un hombre y a una mujer y los mantiene unidos, con lo cual se forma una célula familiar. El significado procreador, por su parte, permite que esta célula familiar crezca. Usando una analogía arquitectónica, podríamos ver al significado unitivo como los cimientos y al significado procreador como el edificio que se construye sobre esos cimientos.

Los anticonceptivos atacan al significado procreador directamente pero también atacan al sentido unitivo de una forma más sutil. De hecho, minan la estructura familiar por completo y, con ello, la esencia misma del ser humano. ¿Cómo ocurre esto? Habíamos acordado que el amor es un acto de auto-entrega. El amor es más perfecto a medida en que el individuo se entrega más completamente. Al utilizar anticonceptivos, tanto el hombre como la mujer le están negando su propia fertilidad al otro lo cual hace que su amor sea menos perfecto, además de que bloquea por completo la posibilidad de entrega (y, por tanto, de amor) hacia su potencial prole. Una vez que el amor desaparece, las relaciones sexuales conducen, como señala claramente Pablo VI, a la objetificación del otro, objetificación a la cual son particularmente vulnerables las mujeres. Esta objetificación, que es lo opuesto al amor, trae consigo un distanciamiento entre el hombre y la mujer con lo que se destruye el significado unitivo del acto conyugal. Sin amor, no pueden haber familias y entonces, tanto hombres como mujeres son incapaces de alcanzar su plenitud.

Hay personas que argumentan que tener hijos obstaculiza su realización personal o que tener muchos hijos es irresponsable. La verdad es que esto sólo es una forma políticamente correcta de decir que son egoístas. Sin duda alguna, tener hijos requiere que se inviertan grandes cantidades de tiempo, dinero y esfuerzo para criarlos. Requiere que cambies tu estilo de vida por completo y que te tenas que entregar de una forma radical. ¡Esto no tiene nada de malo! ¡Eso es precisamente lo que se requiere cuando se ama a alguien! Y el amor es, como ya dije, la base de todas las familias. Sabiendo esto, podemos concluir que para que hombres y mujeres se puedan realizar plenamente, deben entregarse el uno al otro y a sus hijos. Si evitan tener hijos, ¿cómo podrán lograr eso?

La Iglesia no enseña que la sexualidad sea mala. Al contrario, cree que la sexualidad que ofrece el Mundo no es suficientemente buena. Cree que hombres y mujeres merecen algo mejor y más acorde con su naturaleza. El tipo de sexualidad que ofrece nuestra cultura está basado en una visión individualista del ser humano y está, por tanto, errado. Por eso es una sexualidad que fomenta los anticonceptivos. Ignora el hecho de que el Hombre está llamado a formar una familia. Las consecuencias de esta mentalidad son por demás evidentes: con la desintegración de las familias, se desintegran nuestras sociedades.

Muchos de los oponentes de las enseñanzas de la Iglesia acusan a los católicos de decir que estas enseñanzas son ciertas sólo porque la Iglesia así lo dice. Estas cosas no son ciertas porque la Iglesia lo diga; la Iglesia las defiende porque son ciertas. El que sostenga que las enseñanzas de la Iglesia sólo son imposiciones arbitrarias no es más que un ignorante. Si esa persona hiciera una investigación honesta sobre por qué la Iglesia enseña lo que enseña, las cosas serían diferentes. Sin embargo, la mayoría de estos individuos no se toma la molestia de hacerlo por pereza intelectual (y yo agregaría, por falta de capacidad intelectual). Aquellos que se hacen llamar libre-pensadores rara vez piensan. La Iglesia parece ser la única institución en el mundo que activamente defiende a la familia y por ello deberíamos de darle las gracias. La supervivencia de nuestra civilización depende de la supervivencia de las familias.



I have written about the vocation of Man to a family life in some of my recent posts. In my last post, I mentioned briefly that the Catholic Church's stance on sexuality and its social teaching are both related to this vocation. I did this in a rather superficial way, without getting into details. On this occasion, I would like to delve deeper into this vocation from the side of sexuality, particularly in the light of Paul VI's marvelous encyclical Humanae Vitae. I will deal with the social aspects of this vocation at some other moment.

In order to begin discussing the matter of sexuality and the family, we must first set two things straight: first, that love is to be understood as an act of self-giving; and second, that Man will be fully Man (and is truly happy) when he lives his relationships with others in a mature and loving way, specifically his family relationships. That is, Man finds his fulfillment in a family. This is the definition of the vocation of Man to family life. These two things need no justification other than common sense, so I will not try to explain them in greater detail.

Now, how do these two ideas relate to Paul VI's teachings on human sexuality? Paul VI talks about the two significances of the conjugal act: the unitive significance and the procreative significance. Both of these meanings are directly referring to a family: the unitive significance means, as its name clearly indicates, that this act unites a man and a woman and it also keeps them together forming what we could call a family cell. The procreative meaning, on the other hand, enables that family cell to grow. Using an architectonic analogy, we could see the unitive meaning as the foundations and the procreative meaning as the construction which is being built upont those foundations.

Contraceptives attack the procreative meaning directly but they also attack the unitive meaning in a more subtle way. They actually undermine the whole structure of the family and with it, the very essence of Man. How is this so? We agreed that love is an act of self-giving. The more completely a human being gives him or herself, the more perfect the love. When using contraceptives, both man and woman are denying their own fertility to the other, which makes their love less perfect and completely blocks the possibility of giving themselves to their potential offspring, which, in turn, totally destroys the possibility of love. Once love ceases to exist, sexual relationships lead to, as Paul VI clearly states, the objectification of the other, an objectification to which women are particularly vulnerable and which leads to a separation between the man and the woman and the destruction of the unitive significance of the conjugal act. This objectification is the opposite of love. With no love, there are no families and then both men and women are incapable of being fulfilled.

Some people argue that having children gets in the way of their personal fulfillment or that having many children is irresponsible. The truth is that this is just a politically correct way of saying that they are selfish. Does having a child require you to invest large amounts of time, money and effort into his upbringing? Yes it does. It requires you to change your whole lifestyle and to give yourself in a very radical way. There's nothing wrong with that! That is exactly what is required of anyone who loves somebody else! And love is, as I have already said, the basis of all families! So, after knowing this, we can conclude that in order for a man or a woman to be fulfilled, they must give themselves completely to one another and also to their children. But, if they avoid having children, how can they do that?

The Church does not teach that human sexuality is bad; it believes that the type of sexuality offered by the World is not good enough. It believes that men and women deserve something much better and more according to their own nature. The type of sexuality offered by our culture is based on an individualistic view of Man and is, therefore, wrong. That is why it is a pro-contraceptive type of sexuality. It ignores the fact that Man is called to a family life. The consequences of that mentality are more than evident in our days: as families disintegrate, so do our societies.

Most opponents of Church teachings accuse Catholics of saying that these teachings are true only because the Church says so. These things are not true because the Church says so; the Church upholds them because they are true. Whoever sustains that Church teachings are nothing but arbitrary impositions is not more than an ignorant. If that person did some honest research in order to understand why the Church teaches what it teaches, then things would be different. Most of these individuals do not bother to do that research because of mental laziness (and in many cases, because of mental inability). Those who call themselves free thinkers rarely do any thinking at all. The Church seems to be the only institution in the world that is actively defending the family and we should be thankful for that. The survival of our civilization depends on the survival of the family.

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