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lunes, 19 de abril de 2010

Respuesta de un defensor de la vida / A pro-lifer’s response

Esta entrada es uno de los primeros borradores de una carta que se envió al Auburn Plainsman como respuesta a dos artículos que se publicaron atacando a Students for Life, la organización pro-vida de estudiantes en la Universidad de Auburn.  Este borrador no es la postura oficial de Students for Life pues la versión final fue cambiada bastante, es simplemente mi visión personal (y algo agresiva, lo reconozco) sobre esos artículos.

El artículo de Marcus Goff ('Pro-vida' un triste nombre inapropiado) publicado en la edición de la semana pasada del Auburn Plainsman, me dejó bastante confundido. Yo estaba en el puesto de Students for Life (Estudiantes por la Vida) el día en que fue a platicar con algunos de los estudiantes que estaban ahí. Oí su conversación. Lo que escribió en su artículo es muy distinto a lo que la gente que estaba ahí le dijo. La mayoría de lo que escribe es simplemente ridículo. He aquí un ejemplo: entre los tantos valores que el Señor Goff le atribuye a las personas a favor de la vida, está su “esfuerzo por expulsar y mantener fuera a los pobres inmigrantes mexicanos.” Creo que el Señor Goff no estaba al tanto de que el sujeto sentado en la parte trasera (o sea, yo) es un inmigrante mexicano. No sólo soy un inmigrante sino que también soy un inmigrante pobre (el hecho de ser un estudiante de posgrado me coloca automáticamente en la categoría de “pobre”).

El artículo está lleno de insensateces como ésa. Quizá el Sr. Goff debería de conocer a más gente a favor de la vida pues yo conozco a bastantes que no son republicanos, que apoyan una reforma al sistema de salud y que están y siempre han estado en contra de la guerra. En particular, la gente con la que habló le dijo exactamente eso. Sería conveniente que la próxima vez que entreviste a alguien lleve una libreta o una grabadora para registrar lo que la gente le dice pues su memoria claramente le falló en esta ocasión.

La otra cosa que encontré bastante risible fue la editorial de la señorita Lindsey Davidson en la que compara a Students for Life con el Hermano Micah (un predicador que va de vez en cuando a mi universidad a gritarle a la gente que se van a ir al infierno). Especialmente porque lo que tanto critica de los defensores de la vida es exactamente lo que la gente que se opone al movimiento pro-vida hace. Tomemos al Sr. Goff como ejemplo. Abiertamente dice sentir “desdén” hacia los que “desfiguran Cater Lawn” (Students for Life pues un 'cementerio de los inocentes' en frente del edificio Cater, uno de los edificios más emblemáticos de la universidad). Por alguna razón, al leer esto inmediatamente imaginé al Hermano Micah entrando a su casa y platicándole a su esposa del desdén que siente hacia todos los pecadores que desfiguran el campus de la Universidad de Auburn con su presencia pecaminosa. Probablemente use otras palabras, me imaginaría que más bíblicas como 'raza de víboras' o 'tumbas blanqueadas' pero su sentimiento es exactamente el mismo del que el Sr. Goff se siente tan orgulloso. Y usar el sentimiento de lástima hacia los pobres como un argumento a favor del aborto es usar las emociones y no la razón como arma.

Ahora bien, cuando el Sr. Goff habla del aborto como algo más humano que la pobreza, lo único que demuestra es que no tiene la menor idea de lo que es vivir en la pobreza. Siempre me he preguntado por qué la gente que clama que vivir en la pobreza es algo tan malo que es mejor matar a los pobres, jamás ha convivido con gente pobre. No entienden la pobreza pero creen saber cómo acabar con ella aunque, claro está, jamás les han pedido a los pobres su opinión. Por alguna razón que aún no logro comprender ¡éstas personas asumen que saben más acerca de la pobreza que los propios pobres! Yo he trabajado con gente extremadamente pobre y con gusto invitaría al Sr. Goff, a la Srta. Davidson y a quien quiera ir a que vayan conmigo a trabajar con esta gente. La gente con la que he trabajado no sólo es pobre sino que está física o mentalmente discapacitada, la mayoría, además, ha sido abandonada por su familia y dejada en las calles o basureros. Han vivido en las peores condiciones imaginables. Ninguna de esas personas me ha dicho que hubiera sido mejor no haber nacido. El Sr. Goff y los abortistas en general olvidan que la mayoría de los seres humanos tienen una tendencia natural a aferrarse a la vida, sin importar lo terrible de sus circunstancias. Esta es una realidad. Si no la ven, quizá deberían de darse cuenta de que están mal.

Hay, sin embargo, una cosa en la que el Sr. Goff no se equivoca. Está en lo cierto cuando afirma que el movimiento pro-vida, para poder llamarse adecuadamente ‘pro-vida’, debe ser algo más que un simple movimiento anti-aborto. Pero luego comete el error de creer que aún no lo es. Defensores de la vida en el mundo entero trabajan todos los días para ayudar a mujeres que atraviesan por embarazos difíciles, tanto económica como emocionalmente; cuidan a huérfanos y niños abandonados; trabajan en los barrios bajos con los pobres de entre los pobres, buscando formas de mejorar su calidad de vida. Yo puedo testificar a favor de este trabajo pues yo lo he visto y he visto a miembros de Students for Life hacerlo. Todo esto está teniendo lugar en estos momentos y si él y otros no quieren verlo, entonces no es culpa del movimiento pro-vida sino de su propia ignorancia. Como periodistas, los invitaría a buscar la verdad e investigar antes de publicar cualquier cosa. Tener libertad de expresión no significa que tengas el derecho a escupir cualquier mojón mental que se te ocurra.  También implica que guardes silencio cuando no sepas de lo que hablas.

Como dijera en su momento Don Carlos Castillo Peraza, ser pro-vida es mucho más que oponerse al aborto: “Es solidarizarse con el hombre integral desde el primer instante de su proceso vital. Es asumir las responsabilidades sociales y políticas en orden de definir, organizar y optimizar los recursos materiales, de modo que se garantice una vida digna, justa y libre, a toda la vida humana.” Eso es por lo que trabaja el movimiento pro-vida, incluyendo a Students for Life. Sí, aún cuando algunos de sus miembros sean incapaces de comprender su complejidad y caigan en contradicciones y errores. Después de todo, somos simplemente humanos, como lo son el Sr. Goff y la Srta. Davidson quienes lo demuestran con las muchas contradicciones e incoherencias de sus artículos. Pero ese no es el punto. Lo importante es que se entienda al movimiento pro-vida por lo que es. Nuevamente, Castillo Peraza afirma: “toda sociedad en la que la injusticia, la mentira, el desorden, la arbitrariedad y la degradación moral permiten que algún hombre, uno sólo, vea truncado su proceso de humanización por hambre, ignorancia, desempleo, enfermedad, violencia, despojo o arbitrariedad, es una sociedad abortista. Si se está por la vida, se milita en contra de todas esas lacras. De allí nuestro no al aborto y nuestro sí a la vida.” Esto es lo que Students for Life cree, esto es lo que el movimiento pro-vida cree.



This post is a very early draft of a letter sent to the Auburn Plainsman as a response to two articles that were published attacking Students for Life, the pro-life organization at Auburn University.  This draft is NOT Students for Life’s official position on the matter.  The final version is very different; this is simply my personal view on the matter.


When I read Marcus Goff’s guest commentary ('Pro-life' a sad misnomer) in last week’s edition of the Auburn Plainsman, I was quite confused. I was at the Students for Life booth the day he talked with some of the students there. I heard their conversation. What he wrote in his article is very different from what the people there told him. And most of it is simply ridiculous. Here is just one example: among the many values that Mr. Goff wrongly attributes to pro-lifers are their “increased efforts to expel and keep out needy Mexican immigrants”. I believe Mr. Goff was unaware of the fact that the guy sitting in the back of the stand (that would be me) is a Mexican immigrant. Not only am I an immigrant but I am a needy one as well (by being a grad student I automatically fall into the “needy” category)!

The article is filled with nonsense like this. Perhaps Mr. Goff should try meeting more pro-lifers because I know plenty of them who are not Republicans, who support health care reform and who are and always were against the war. In particular, the people he talked with told him exactly that. Maybe next time he interviews someone he should write down or record what they say because his memory clearly failed him on this occasion.

The other thing I found rather absurd was Ms. Lindsey Davidson's editorial comparing Students for Life with Brother Micah. Specially because that which she criticizes in pro-lifers is exactly what people who oppose the pro-life movement do all the time. Let us take Mr. Goff as an example. He openly claims to “disdain” us for our “defacement of Cater Lawn”. For some reason, when I read that I immediately imagined Brother Micah walking into his house and telling his wife how much he disdains all those sinners who deface Auburn University's campus with their sinful presence. He might use other words, more biblical ones I would imagine, like 'brood of vipers' or 'whitewashed tombs', but his feeling is exactly the same one Mr. Goff so proudly shows. And appealing to pity for the poor as an argument for abortion is using emotions and not reason as a weapon.

When Mr. Goff speaks of abortion being more humane than poverty, he only proves that he has no clue about what living in poverty is like. I have always wondered why people who claim that living in poverty is so bad that it is better to kill the poor have never actually been among the poor. They do not understand poverty but they think they know how to end it, though, of course, they have never asked the poor for their opinion. For some reason that I cannot grasp, they assume that they know more about what poverty is than the poor themselves! I have worked with extremely poor people and I would gladly invite Mr. Goff, Ms. Davidson and anyone who wants to, to go with me and work with them. The people I have worked for are not only poor but also mentally or physically disabled; many of them were abandoned by their family and left out on the streets and dumps; they lived in the worst conditions imaginable. None of them has ever told me that it would have been better to not have been born at all. Mr. Goff and abortionists in general forget that most human beings have a natural tendency to cling on to life despite their terrible circumstances. That is a reality. If they do not see that, then maybe they should start thinking about the possibility of them being wrong.

There is, however, one thing on which Mr. Goff is right. He is right in his claim that the pro-life movement, in order to rightfully call itself 'pro-life', should be more than just an anti-abortion movement. But then he commits the blunder of assuming that it is not more than that already. Pro-lifers all over the world work every day to assist women who go through difficult pregnancies, both economically and emotionally; they take care of orphans and abandoned children; they work in the slums with the poorest among the poor, seeking to improve their quality of life. I can testify to this work because I have seen it and I have seen it done by members of Students for Life. All this is happening right now and if he and others do not see it, it is not the fault of the pro-life movement but of their own ignorance. As journalists, I would encourage them to seek the truth and do some research before they publish anything. Having freedom of speech does not mean that you have the right to spit out whatever mental turds you come up with. It also implies being silent when you know not of what you speak.

As Carlos Castillo Peraza, a Mexican politician and philosopher, once said, being pro-life means much more than just opposing abortion: “It means being in solidarity with man from the very beginning of his vital process. It is taking up our social and political responsibilities in order to define, organize and optimize material resources so that a dignified, just and free life can be guaranteed to all human beings.” This is what the pro-life movement already works for, as does Students for Life. Yes, it does so even when some of its members fail to comprehend the complexities of it and fall in contradiction or error. After all, we are only human, as are Mr. Goff and Ms. Davidson who prove it with the many contradictions and incoherences that can be found in their articles. But that is not the point. The important thing is that the pro-life movement should be understood as what it truly is. Again, Castillo Peraza says: “every society in which injustice, falsehood, disorder, arbitrariness and moral degradation allow a man, even if it be only one, to see his process of humanization cut short because of hunger, ignorance, unemployment, disease, violence, theft or arbitrariness, is an abortionist society. If you are pro-life, you fight against all these blights. That is where we get our no to abortion and our yes to life.” This is what Students for Life believes, this is what the Pro-Life movement believes.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Bienaventuradas tortugas

Por: Carlos Castillo Peraza
Publicado en el periódico La Jornada, 3 de abril de 1989.

Las tortugas son reptiles del orden de los quelonios. Su característica más importante es la de contar con una concha que alberga sus órganos vitales y los protege de las agresiones del medio. Paradigma de la lentitud y de la longevidad, estos animales han sido víctimas de la depredación humana que ha llegado al exceso de acabar paulatinamente con ellos disponiendo de sus huevos. La televisión mexicana –con el patrocinio de agencias internacionales y nacionales, tanto privadas como públicas, incluida una famosa marca de motocicletas japonesas y otra de llantas– ha alertado del peligro de extinción de alguna de las subespecies.

La Armada de México, biólogos graduados, estudiantes y amantes de la naturaleza despliegan una intensa y loable actividad encaminada a proteger de la voracidad humana los huevos de la tortuga marina. Brigadas de voluntarios recorren las playas en que las hembras entierran con delicadeza y paciencia centenares de futuras tortugas que nacerán gracias a la acción del calor solar.

Al parecer nadie duda de que esos huevos fecundados serán en efecto tortugas. Si supusieran que de ellos saldrán perros o caballos no habría tal actividad de protección. No he sabido hasta la fecha de debate alguno en torno a la “tortuguidad” de esos productos, ni he oído argumentos a favor de los depredadores en el sentido de que, como las futuras tortugas todavía no se “tortuguizan” por completo, resulte aceptable disponer de tales objetos como si no fueran a ser lo que ya comenzaron a ser. En el límite, la más leve sospecha de que de cada huevo pueda surgir una tortuga mueve a miles de personas a prodigar cuidados, recursos y trabajo para salvarlos a todos y cada uno. Disponer de uno solo de ellos está penado por ley.

Tampoco me ha tocado escuchar discusión alguna en torno a tortugas no deseadas, ni en relación con los peligros que las tortuguitas recién brotadas correrán en el mar para justificar matarlas antes de que ellas mismas asuman el riesgo de vivir. Sería absurdo que alguien se erigiera en último y definitivo juez de la “tortuguidad” de los huevos de tortuga y, con base en su juicio, determinara qué huevo merece pasar al plato de algún sibarita. No hay quien se anime a proclamarse creador de tortugas-sujetos-del-derecho-a-vivir. Todo huevo de tortuga tiene derecho, por ser tal, a ser respetado.

¡Bienaventuradas tortugas! No hay quien afirme que sólo la libertad de matarlas las haría dignas de la vida. No dependen de las decisiones inapelables de seres más fuertes, más inteligentes, más dotados de recursos que ellas; les va mejor que a los judíos o a los gitanos bajo el régimen de Hitler; tienen más oportunidades que un disidente en tiempos de Stalin, que un negro bajo el régimen sudafricano, que un piel roja en los terrenos de Bufalo Bill. Tampoco están sometidas a aquel criterio del Marqués de Sade: “imaginar que no se puede destruir, si así se requiere, un poco de materia fecundada, es llevar demasiado lejos el respeto por ésta”.

¡Bienaventuradas tortugas! Parecen tener más defensores que algunos niños no nacidos.




Blessed turtles
By: Carlos Castillo Peraza
Published in La Jornada newspaper on April 3rd. 1989.

Turtles are reptiles of the order of the Chelonia. Their most important characteristic is that they possess a shell that encloses their vital organs and protects them from the aggressions of the environment. Paradigm of slowness and longevity, these animals are victims of human depredation, which has reached the excess of slowly wiping them out by disposing of their eggs. Mexican television, with the sponsorship of national and international agencies, private and public alike, including a famous Japanese motorcycle company as well as a brand of tires, has alerted about one subspecies being in danger of extinction.

The Mexican Navy, biologists, students and lovers of nature display an intense and laudable activity aimed at protecting sea turtle eggs from human voracity. Brigades of volunteers patrol the beaches where female turtles bury, with delicacy and patience, hundreds of future turtles that will be born thanks to the warmth of the sun.

It seems like nobody doubts that these fecundated eggs will certainly be turtles. If they thought that dogs or horses would come out of them, they would not protect them. I haven’t heard of any debate about the “turtleness” of these products, nor have I heard any arguments in favor of predators based on the fact that, since the future turtles haven’t “turtleized” completely, it’s acceptable to dispose of them as if they weren’t already what they have already begun to be. In the limit, the slightest suspicion that from each egg a turtle might be born moves thousands of individuals to offer protection, resources and work to save each and every one of them. Disposing of a single egg is against the law.

Neither have I heard any discussion about unwanted turtles nor discussions related to the dangers that newly born turtles will face in the ocean as a justification for killing them before they have taken the risk of living. It would be absurd if someone pretended to become the ultimate judge of the “turtleness” of turtle eggs and, based on his own judgment, determined which egg deserves to end in somebody’s plate. Nobody dares to proclaim her or himself creator of turtles-subject-to-the-right-of-living. Every turtle egg has a right to be protected, just because it is a turtle egg.

Blessed turtles! Nobody says that only the freedom of killing them would make them worthy of life. They don’t depend on the indisputable decisions of stronger, smarter and better equipped beings. They do better than the Jews or the Gypsies under Hitler’s regime; they have more chances than a dissident in the times of Stalin, than a black man in the Southafrican regime or than a redskin in Buffalo Bill’s lands. Nor are they subject to that criterion from the Marquis de Sade: “imagining that a bit of fecundated matter cannot be destroyed if needed, is taking the respect for it way too far”.

Blessed turtles! They seem to have more defenders than some unborn children.

martes, 3 de marzo de 2009

¡Santo Tomás no era abortista!

Los grupos pro-aborto han recurrido desde siempre, para impulsar su agenda político-social, a la mentira. El testimonio más claro de esta práctica lo dejó el Dr. Bernard Nathanson, quien fuera uno de los principales impulsores del movimiento abortista en Estados Unidos, al escribir su libro La Mano de Dios. El alguna vez apodado “Rey del aborto” confiesa haber falseado estadísticas para darle mayor peso a sus argumentos a favor de la legalización del aborto. Práctica que hoy en día siguen usando muchos grupos para convencernos de que el aborto es un “mal menor”.

Siguiendo esta tendencia de mentir, me he topado con un argumento que claramente busca confundir a los católicos y oponerlos a sus dirigentes. Este argumento se basa en que, para Santo Tomás de Aquino, el aborto, antes de un cierto periodo, no representaba un homicidio. De ahí, dando un salto lógico injustificado, proceden a afirmar que Santo Tomás no creía que el aborto fuera malo y que, por lo tanto, no debería de ser malo para un católico.

Conviene aclarar, en primer lugar, que para Santo Tomás, el aborto, sin importar el momento en que se realizara, era una falta grave. El que no fuera homicidio antes de un periodo de tiempo determinado (como explicaré más adelante) no implicaba que no fuera un acto malo.

Ahora bien, el punto central, sobre todo cuando se discute la despenalización del aborto, tiene que ver no con la moralidad del acto (ya que la moralidad está fuera del alcance del Derecho) sino con el hecho de que sea o no un homicidio que pueda (y deba) ser penado por la ley. Por tanto, es importante discutir la postura de Santo Tomás en su época, por qué no consideraba al aborto en los primeros días como un homicidio y cuál sería su postura hoy en día.

Recordemos que Santo Tomás de Aquino vivió en el siglo XIII. La embriología de su época era bastante atrasada, ya que no contaban con los instrumentos necesarios para estudiar la vida humana dentro del seno materno. No poseían ultrasonidos ni “imágenes en 4-D”. Tomemos en cuenta también que el óvulo femenino fue descubierto hasta el siglo XIX, es decir, seis siglos después de que vivió Santo Tomás. Por ello, el conocimiento de la reproducción humana que poseía se basaba en los estudios más especulativos que experimentales de Aristóteles. Según Aristóteles, el esperma masculino era el principio activo de la reproducción. La mujer sólo contribuía con una materia orgánica (llamada menstruo) que era transformada en un cuerpo humano como consecuencia de la acción del esperma. Basado en este conocimiento y en congruencia con su enseñanza metafísica, Santo Tomás dedujo que el embrión, en sus primeras fases de desarrollo recibiría un alma nutritiva, luego recibiría un alma nutritiva y sensitiva para, finalmente, recibir un alma intelectiva, sensitiva y nutritiva, una vez que el esperma concluyera su labor formativa. Esto ocurriría alrededor del día 40 en el caso de un hombre y en el día 90 en el caso de una mujer. El por qué de la diferencia entre sexos y el por qué de ese número de días lo desconozco, pero intentaré averiguarlo.

Según Santo Tomás, el ser humano propiamente dicho existiría hasta el momento en que se le infundiera un alma intelectiva. Por tanto, un aborto anterior al día 40 ó 90 (dependiendo del sexo) no sería homicidio propiamente dicho (aunque, como señalé con anterioridad, no por eso deja de ser moralmente malo). Este razonamiento se debía a la metafísica tomista que señala que no se puede infundir una forma en una materia no dispuesta para recibirla. Cabe señalar que al referirme a la “forma” estoy hablando de la forma en el sentido metafísico de la palabra, es decir, el principio intelectivo de un ser, que es la realidad inmaterial que abstraemos de un ente individual para poder conocer la esencia del mismo. Por ello, esa materia orgánica que se estaba transformando lentamente en un cuerpo humano, no sería capaz de recibir un alma intelectiva y, por tanto, no sería un ser humano. A pesar de ello, Santo Tomás probablemente se opondría al aborto temprano porque es imposible (incluso con los conocimientos y tecnologías actuales) determinar la edad exacta de un embrión. Por prudencia, optaría por prohibirlo para evitar homicidios “por error”.

Entonces, ¿qué diría Santo Tomás si viviera en el siglo XXI? Siendo congruente con su doctrina metafísica, sostendría que el aborto, en cualquier etapa del mismo sería un homicidio. Por la siguiente razón: hoy sabemos que en el momento de la fecundación, el espermatozoide y el óvulo, con sus 23 cromosomas respectivos, se fusionan dando lugar a una célula con 46 cromosomas distintos a los de los padres. Siendo que el ADN es lo que distingue a un individuo de otro individuo de su misma especie, sabemos que esta célula es un organismo nuevo porque su ADN es distinto al de los padres. Además, el ADN también distingue a un individuo de una especie de los individuos de otras especies por lo que este nuevo organismo es claramente un individuo de la especie humana. Un individuo unicelular, pero individuo al fin y al cabo. Por tanto, ya que se trata realmente de un organismo humano, es capaz de recibir el alma intelectiva propia de los seres humanos (y que es la forma de los seres humanos). No se trata de una sustancia orgánica que está siendo trabajada como un bloque de piedra por un escultor. Es un cuerpo humano que inicia su desarrollo, el cual será ininterrumpido hasta su muerte. Por ello, Santo Tomás sostendría que ya es un ser humano y que abortarlo sería un homicidio.

¿Qué podemos concluir de lo dicho? ¿Qué la metafísica tomista debe ser desechada por utilizar conocimientos científicos obsoletos? Para nada, y de eso discutiré otro día. Los principios metafísicos establecidos por Santo Tomás son perfectamente compatibles con la ciencia actual, como demostré con el caso específico del desarrollo embrionario. Lo que sí podemos concluir es que el movimiento abortista está recurriendo nuevamente a la mentira para propagar sus ideas. Se valen de una interpretación incorrecta o falseada de las enseñanzas de Santo Tomás para confundir a la gente, lo cual demuestra una clara deshonestidad intelectual, propia del que busca un objetivo distinto a la Verdad. Deshonestidad propia de aquellos que pretenden defender lo indefendible.

viernes, 23 de enero de 2009

El primer tropiezo de Obama

Lleva poco menos de dos días en el poder y ya cometió un gran error. Hoy, el flamante presidente de los Estados Unidos, Barack Obama firmó una orden ejecutiva revirtiendo un reglamento que prohibía el uso de dinero americano para financiar a organizaciones abortistas internacionales.

Me resulta extraño que mientras el gobierno americano tiene un déficit nunca antes visto, mientras que su economía se encuentra en una fuerte recesión, mientras que existen infinidad de problemas internos, el presidente decide darle dinero a organizaciones que realizan su “trabajo” fuera de ese país. Me pregunto qué pensarán los ciudadanos americanos de que su dinero, en vez de usarse para reactivar su economía, se esté usando para fomentar el aborto en otros países. Yo estaría muy enojado.

Encuentro todavía más curioso aún que los mismos que criticaron a Bush por su intervencionismo en otros países ahora defiendan el intervencionismo de Obama. Quizá alguno me reclame diciendo que no es lo mismo una guerra injusta que fomentar el aborto. Yo le respondería que estoy completamente de acuerdo: en una guerra existe la posibilidad de defensa, en el aborto no.

Comparemos la cantidad de muertes provocadas por Bush y su infame guerra y las que ha provocado el aborto sólo en Estados Unidos. Según algunas estimaciones realizadas por grupos opuestos a la guerra (y por tanto, muy probablemente exageradas), ha habido alrededor de 700 mil muertos (entre militares y civiles) tanto en Irak como en Afganistán. Del lado abortista, tenemos 1.3 millones de muertos sólo en el último año. Por tanto, si Obama mantiene su postura a favor del aborto, en menos de un año será responsable de más muertes que Bush. Eso sólo si tomamos en cuenta los abortos que se dan en Estados Unidos. Con su nueva orden ejecutiva, habría que contar los abortos que se presenten en otros países del mundo y que fueron pagados con dólares provenientes de los impuestos de los ciudadanos estadounidenses.

Que no nos quieran ver la cara diciendo que el aborto es parte de una política de salud pública. Un embarazo no es una enfermedad. Es la consecuencia natural de una relación sexual. No se puede comparar un embarazo con el SIDA por ejemplo. Claro que para Obama, esto no es así. Recordemos que en su campaña declaró que no estaba de acuerdo con que sus hijas fueran “castigadas por cometer un error”. Mejor debería enseñarles que lo natural es que después de una relación sexual haya un embarazo y que la sexualidad no es un juego. Eso lo ha sabido la humanidad desde siempre.

Ahora bien, ¿por qué ese interés de fomentar el aborto en otros países? Creo que Castillo Peraza tenía toda la razón al afirmar: “Los poderosos de la tierra son proabortistas por razón de poder”. Es más fácil (y más barato) para el gobierno de Estados Unidos fomentar la matanza de pobres en los países subdesarrollados que ayudarlos a salir de su miseria. En el caso de nuestro país, prefieren asegurarse de que cada vez haya menos mexicanos que luego quieran cruzarse, que trabajar conjuntamente con nuestro gobierno para lograr un auténtico crecimiento económico con el cual la emigración desaparecería. Chesterton señala en Eugenics and Other Evils (Eugenesia y otros males) que los grandes capitalistas que apoyaban a la eugenesia (que en su época eran el equivalente a los abortistas de hoy en día) lo hacían no por caridad con los más necesitados o buscando el bien de la humanidad, sino porque era la forma más fácil de “limpiar” el desastre que ellos mismos ocasionaron al oprimir a los más pobres. Me parece que el movimiento abortista internacional actúa igual. Dicen buscar el bien de las familias más pobres (porque para qué traer niños al mundo si sólo van a sufrir) pero en lugar de buscar formas de que superen su pobreza (como crear un sistema económico más justo por ejemplo) prefieren matarlos. Claro que para no parecer inhumanos no se refieren al bebé como bebé, sino como el “producto” (como si una persona fuera comparable con una cosa) y así, el aborto, en lugar de ser un asesinato pasa a ser algo tan trivial como tirar la basura.

Otro aspecto de la política proabortista de Obama que me resulta curioso tiene que ver con su afirmación de que busca reducir el número de abortos. Esa es una muy buena intención, pero no sé cómo busca reducirlos fomentándolos. Eso es una contradicción. Además, ya está demostrado que en todos los países donde se legaliza (o como los abortistas dirían: se “despenaliza”) el aborto, el número de éstos aumenta.

Afortunadamente, no todo está mal del otro lado del Río Bravo. Ayer, 22 de enero, en el trigésimo sexto aniversario del juicio Roe vs. Wade, con el cual se legalizó el aborto en Estados Unidos, se llevó a cabo la Marcha por la Vida (March for Life) en la que participaron miles de estadounidenses defensores de la vida. Esta marcha se viene realizando año con año y cada vez cobra mayor fuerza (aunque los medios no digan nada al respecto).

El movimiento pro-vida estadounidense tiene mucho que enseñarnos, sobre todo por la experiencia de tantos años de lucha que tienen. Es interesante, además, que dos de las personas que más influyeron en la legalización del aborto en aquél país, el Dr. Bernard Nathanson (médico que practicó infinidad de abortos, incluyendo el de su propio hijo) y Norma L. McCorvey (mejor conocida como Jane Roe, de donde se tomó el nombre del juicio antes mencionado) son ahora de los más importantes activistas defensores de la vida. Creo que habiendo vivido tan de cerca el aborto tienen mucho que decirnos sobre la realidad de esta terrible práctica que, desde 1973 ha cobrado la vida de más de 50 millones de estadounidenses (más que todas las guerras en las que han participado juntas).

Todo mundo esperaba que Obama actuara de forma distinta a su predecesor. Sin embargo, este primer paso sólo demuestra que es igual de asesino (o más) que George W. Bush.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un socialista a favor de la vida

El 14 de noviembre, el presidente de Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, vetó una ley que legalizaba el aborto en ese país. En lo personal, lo que más me agradó de la noticia (que de por sí es extraordinaria) es que el Dr. Vázquez pertenece a una coalición de izquierda y que vetó esta ley que propuso su propio partido. Más aún, su discurso de veto es una muestra de que el derecho a la vida trasciende al espectro ideológico. Este discurso debería de servir a tantos líderes de la derecha que o por ignorantes o por cobardes no han sido capaces de levantar la voz en defensa de la vida. De igual forma, debería de servir para nuestros gobernantes izquierdosos que creen que defender el aborto es un requisito para ser socialista.

A continuación, les comparto este discurso que no por breve carece de profundidad. Al contrario, en pocas líneas da una defensa apasionada de la vida con argumentos sólidos y que, en teoría, deberían de aplicar en todo el mundo:

TEXTO DEL VETO DEL PRESIDENTE DE URUGUAY, TABARÉ VÁZQUEZ, A LA LEY DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

Montevideo, 14 de noviembre de 2008

Señor Presidente de la Asamblea General:

El Poder Ejecutivo se dirige a ese Cuerpo en ejercicio de las facultades que le confiere el artículo 137 y siguientes de la Constitución de la República a los efectos de observar los Capítulos II, III y IV, artículos 7 a 20, del proyecto de ley por el que se establecen normas relacionadas con la salud sexual y reproductiva sancionado por el Poder Legislativo.

Se observan en forma total por razones de constitucionalidad y conveniencia las citadas disposiciones por los fundamentos que se exponen a continuación.

Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado. En los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España.

La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser. Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos -incluido el nuestro- el ADN se ha transformado en la "prueba reina" para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo.

El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia.

Esta ley afecta el orden constitucional (artículos 7º, 8º, 36º, 40º, 41º, 42º, 44º, 72º y 332º) y compromisos asumidos por nuestro país en tratados internacionales, entre otros el Pacto de San José de Costa Rica, aprobado por la Ley Nº 15.737 del 8 de marzo de 1985 y la Convención Sobre los Derechos del Niño aprobada por la Ley Nº 16.137 del 28 de setiembre de 1990.

En efecto, disposiciones como el artículo 42 de nuestra Carta, que obliga expresamente a proteger a la maternidad, y el Pacto de San José de Costa Rica -convertido además en ley interna como manera de reafirmar su adhesión a la protección y vigencia de los derechos humanos- contiene disposiciones expresas, como su artículo 2º y su artículo 4º, que obligan a nuestro país a proteger la vida del ser humano desde su concepción. Además, le otorgan el estatus de persona.

Si bien una ley puede ser derogada por otra ley, no sucede lo mismo con los tratados internacionales, que no pueden ser derogados por una ley interna posterior. Si Uruguay quiere seguir una línea jurídico-política diferente a la que establece la Convención Americana de Derechos Humanos, debería denunciar la mencionada Convención (Art. 78 de la referida Convención).

Por otra parte, al regular la objeción de conciencia de manera deficiente, el proyecto aprobado genera una fuente de discriminación injusta hacia aquellos médicos que entienden que su conciencia les impide realizar abortos, y tampoco permite ejercer la libertad de conciencia de quien cambia de opinión y decide no realizarlos más.

Nuestra Constitución sólo reconoce desigualdades ante la ley cuando se fundan en los talentos y virtudes de las personas. Aquí, además, no se respeta la libertad de pensamiento de un ámbito por demás profundo e íntimo.

Este texto también afecta la libertad de empresa y de asociación, cuando impone a instituciones médicas con estatutos aprobados según nuestra legislación, y que vienen funcionando desde hace más de cien años en algún caso, a realizar abortos, contrariando expresamente sus principios fundacionales.

El proyecto, además, califica erróneamente y de manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokio, que han sido asumidas en el ámbito del Mercosur, que vienen siendo objeto de internalización expresa en nuestro país desde 1996 y que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física.
De acuerdo a la idiosincrasia de nuestro pueblo, es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos.

Es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica. Existe un gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados, que soportan la carga del hogar solas. Para ello, hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto.

El Poder Ejecutivo saluda a ese Cuerpo con su mayor consideración,
Dr. Tabaré Vázquez
Presidente de la República