Durante siglos, se consideró a la Metafísica como la forma más elevada de la filosofía. Sin embargo, con la decadencia de la filosofía escolástica, también empezó la decadencia de la auténtica Metafísica. Digamos que perdió el camino correcto. Con el auge de las ciencias experimentales, se reforzó el interés por la Física y se descuidó a la Metafísica. En la actualidad, la mayoría de las personas ni siquiera saben qué es la Metafísica. Peor aún, en muchos casos, los que saben qué es, consideran que no es de importancia para la vida “práctica”. Les parece que los “debrayes” metafísicos poco tienen que ver con la vida cotidiana de las personas. Yo estoy en contra de esa percepción.
Antes que nada, quiero aclarar que cuando hablo de Metafísica me refiero a la parte de la filosofía que estudia al ser en cuanto tal, sus propiedades así como sus causas primeras, no a las mafufadas espiritistas que se promocionan con ese nombre. Esas son boberías que no merecen llamarse de esa manera.
Suena extraño que yo defienda que la Metafísica, siendo la rama más abstracta y elevada de la filosofía tenga importancia para nosotros, simples mortales. Sin embargo, así es y no me queda la menor duda al respecto. ¿Por qué? Porque la Metafísica nos muestra el ser de las cosas. Partiendo de la idea que tengamos acerca de cómo son las cosas, llegamos a tener un concepto de qué es el Ser Humano como tal. Una vez definido lo que es el Ser Humano, podemos entender (o deducir) cómo deben ser las actividades humanas (la vida en sociedad, el arte, la política, etc.). Ya de paso, al estudiar el ser como tal podemos llegar a una “teología natural”. Es decir, una demostración racional y meramente especulativa de la existencia del ser al que llamamos dios (para llegar a un conocimiento pleno de Dios se requiere de la Revelación, pero escribiré algo acerca de eso luego).
Ahora bien, si profundizamos un poco en lo que es la historia de la humanidad, así como en el desarrollo de las ideas y posiciones metafísicas prevalecientes en las distintas épocas, podemos distinguir claramente el origen de muchos de los conflictos humanos: una discordancia metafísica. Sí, los grandes problemas de la humanidad se reducen a un entendimiento equivocado de la Metafísica. Con esto quiero decir que la causa de muchos males de nuestros días es poco más que un malentendido. Un malentendido metafísico. ¿A qué malentendido me refiero? A lo que es el Ser. Como dije más arriba, si no entendemos correctamente lo que es el Ser, ¿cómo vamos a entender correctamente lo que es el Ser Humano? Un entendimiento errado de lo que es el Ser Humano tiene consecuencias muy graves en todos los órdenes. Nos lleva a hacer o permitir que sucedan cosas que no son “propias” del Ser Humano. Una analogía muy burda sería querer usar un tenedor como cuchillo. Simplemente no funciona. No está hecho para ello y podemos llegar a dañarlo. Así, al malentender al Ser Humano, hacemos cosas para las que “no estamos hechos” y que terminan afectándonos gravemente.
Una vez aclaradas las consecuencias de este lamentable error metafísico, podemos pasar a ver algunas de las posturas existentes. Como en todo, tenemos dos extremos y, en medio de ambos, la verdadera Metafísica. En uno de los extremos está el Idealismo (Platón, Descartes) que, al referirse al ser de las cosas, le da mayor importancia a las “ideas” o realidades no materiales. En el otro extremo está el materialismo que niega la existencia del componente inmaterial de las cosas. En el punto medio, como siempre, está la Metafísica Aristotélica (y tomista). En ésta, se afirma que las cosas tienen una parte material y una inmaterial que forman una unidad.
Aplicado al Ser Humano, Aristóteles afirma que tenemos cuerpo (parte material) y alma (parte inmaterial). Los materialistas niegan el alma (marxismo por ejemplo) y los idealistas desprecian al cuerpo como algo malo (maniqueísmo). La verdadera Metafísica (la aristotélica, claro está) entiende al ser humano como la unión del alma y del cuerpo. Ni el cuerpo por un lado, ni el alma solita son propiamente humanos. Esa unidad es la que hace que seamos lo que somos. Esta pequeña diferencia entre las distintas corrientes filosóficas ha sido la causante de innumerables conflictos que han afectado (y siguen afectando) la vida de millones de seres humanos. Por ejemplo, para el marxismo, el ser humano es meramente material, por ende, los únicos asuntos que le importan son materiales (como la economía). Ya sabemos cómo acabó esa historia…
Por ello, me parece que si podemos entender correctamente esta idea metafísica (la unidad), podemos entender la realidad de tantas otras cosas. El arte, por ejemplo, dejaría de ser una “lucha” entre la forma y el fondo, para convertirse en la unión de ambos. Lo práctico y lo teórico no estaría peleado entre sí sino que se unirían para operar en forma complementaria. Es decir, finalmente encontraríamos el punto medio y dejaríamos de andar como péndulos, de un lado a otro. Para finalizar, una vez entendido el auténtico ser del Ser Humano, podríamos ponernos a trabajar en resolver de fondo tantos problemas que nos aquejan.
Para un mayor estudio de la Metafísica, vayan directo a las fuentes (Aristóteles, Santo Tomás) ya que me declaro incompetente para ir más allá de lo poco que describí anteriormente. Aún no entiendo muchos aspectos pero ya veo una “luz al final del túnel” que me indica que voy por el camino correcto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario